LA ESPIRAL DEL DESARROLLO HUMANO[1]
NOTA: El significado de los elementos (Agua, Fuego, Tierra, Aire) y de
las cualidades (Cardinal, Fija, Mutable) se encuentra al final en el Apéndice.
Un ciclo natural y un ciclo humano
En la psicología astrológica se establece la existencia en cada uno de nosotros de un Zodiaco interior. Cada uno de los signos representa una función psíquica de una personalidad completa. Estas funciones se van desplegando y poniendo a nuestra disposición a lo largo de la vida, según vamos desarrollándonos, pues cada signo representa también una fase de nuestra vida.
El sistema zodiacal es la "psicología evolutiva"[2] de la antigüedad. La mitología zodiacal está basada en el ciclo anual. Ciclo que tiene un “nacimiento” en la primavera con el despertar de la vida y que pasa por su plenitud, decadencia, muerte y trascendencia (verano, otoño e invierno). Ciclo que se repite año tras año para mejor contemplación de sus efectos e incitación a la reflexión filosófica sobre lo efímero de la vida y sobre su continuidad a pesar de todas los imponderables del destino.
Al igual que en el curso del año las estaciones siguen un ritmo, la sucesión de los signos zodiacales sigue un proceso evolutivo en el cual cada mito representa un paso adelante en un proceso que se desarrolla. El Zodiaco en su conjunto representa cualquier acontecer de la vida humana a lo largo de su evolución.
Dejan así de entenderse los signos únicamente como la expresión de doce personalidades diferentes ‘acuñadas’ por los astros a lo largo del año. Pasan a concebirse como doce fuerzas que se manifiestan en todos los órdenes y niveles de la realidad. Así es posible aplicar estas doce armonías universales a cualquier proceso o estructura de la realidad. Aplicadas a la psique, estas doce fuerzas se pueden concebir como doce pasos a dar por el individuo en la formación de la propia personalidad, como doce funciones de nuestra estructura psicosomática, etc. Y en el caso que nos ocupa, sobre todo, como doce experiencias esenciales que el ser tiene a lo largo del desarrollo de su vida. Es decir, conforman una astropsicología evolutiva (El desarrollo de la conciencia).
El sistema zodiacal es la "psicología evolutiva"[2] de la antigüedad. La mitología zodiacal está basada en el ciclo anual. Ciclo que tiene un “nacimiento” en la primavera con el despertar de la vida y que pasa por su plenitud, decadencia, muerte y trascendencia (verano, otoño e invierno). Ciclo que se repite año tras año para mejor contemplación de sus efectos e incitación a la reflexión filosófica sobre lo efímero de la vida y sobre su continuidad a pesar de todas los imponderables del destino.
Al igual que en el curso del año las estaciones siguen un ritmo, la sucesión de los signos zodiacales sigue un proceso evolutivo en el cual cada mito representa un paso adelante en un proceso que se desarrolla. El Zodiaco en su conjunto representa cualquier acontecer de la vida humana a lo largo de su evolución.
Dejan así de entenderse los signos únicamente como la expresión de doce personalidades diferentes ‘acuñadas’ por los astros a lo largo del año. Pasan a concebirse como doce fuerzas que se manifiestan en todos los órdenes y niveles de la realidad. Así es posible aplicar estas doce armonías universales a cualquier proceso o estructura de la realidad. Aplicadas a la psique, estas doce fuerzas se pueden concebir como doce pasos a dar por el individuo en la formación de la propia personalidad, como doce funciones de nuestra estructura psicosomática, etc. Y en el caso que nos ocupa, sobre todo, como doce experiencias esenciales que el ser tiene a lo largo del desarrollo de su vida. Es decir, conforman una astropsicología evolutiva (El desarrollo de la conciencia).
INTRODUCCIÓN
Trabajando la relación
entre los significados del ciclo zodiacal (de los signos) y los momentos del
desarrollo humano, tal como lo han estudiado los psicólogos, se encuentra una
relación asombrosamente perfecta y sorprendente. Los signos se adaptan como un
guante al desarrollo humano a través de una espiral. Arturo Mata encontró para
ella una expresión matemática [edad = 1/60 (J2/90+J)].
Ésta es una estructura
universal, desde las galaxias hasta las caracolas marinas, pasando por la
estructura básica de la vida, el ADN; todo parece conformarse a una ley espiral
o helicoidal. Además la espiral es una curva masculino-femenina. La curva
espiral resulta de aplicar una fuerza vectorial (una recta, es decir, un símbolo
masculino) sobre el trazado de un círculo (un símbolo femenino)[3].
Representa, pues, la integración del ser. Trabajar con su estructura, con su
mandala, significados, etc. supone, por lo tanto, trabajar por la integración
del propio ser. La integración del lado masculino y el femenino de nuestra
psique (el anima-animus de Jung) es
un aspecto fundamental y básico del desarrollo espiritual.
Fig. 1 El mandala. Resultado de la red manifiesta de relaciones la unir todos los puntos del dodecanario.
1° ciclo 2°
ciclo
|
1° ciclo 2°
ciclo
|
||
Piscis
|
gestación.
|
||
Aries
|
0 a 1
/ 30 a 35 años.
|
Libra
|
9 a
12 /
63 a 70 años.
|
Tauro
|
1 a 2
/ 35 a 40 ”
|
Escorpio
|
12 a
15 / 70 a 77 ”
|
Géminis
|
2 a 3
/ 40 a 45 ”
|
Sagitario
|
15 a
18 / 77 a 84 ”
|
Cáncer
|
3 a 5
/ 45 a 51 ”
|
Capricornio
|
18 a
22 / 84 a 92 ”
|
Leo
|
5 a 7
/ 51 a 57 ”
|
Acuario
|
22 a
26 / 92 a 100 ”
|
Virgo
|
7 a 9
/ 57 a 63 ”
|
Piscis
|
26 a
30 / 100 a 108 ”
|
La espiral completa un
ciclo evolutivo humano a través de los doce signos a los 30 años. Comienza entonces un segundo ciclo que
duraría hasta los 108 años caso de que alcanzásemos esa edad. En la lista de
arriba se dan los datos de edad entre
los que transcurre cada una de las fases representadas por un signo.
Los procesos de crecimiento que se producen en cada una de estas edades están directamente relacionados con el simbolismo de los signos zodiacales en los que se encuentran. esta forma de ver el crecimiento humano nos da una mejor y más clara comprensión de la naturaleza de nuestro desarrollo. En la figura 2 se muestra un dibujo de la espiral evolutiva. a continuación entramos en la descripción de cada signo y su fase evolutiva.
Los procesos de crecimiento que se producen en cada una de estas edades están directamente relacionados con el simbolismo de los signos zodiacales en los que se encuentran. esta forma de ver el crecimiento humano nos da una mejor y más clara comprensión de la naturaleza de nuestro desarrollo. En la figura 2 se muestra un dibujo de la espiral evolutiva. a continuación entramos en la descripción de cada signo y su fase evolutiva.
fig. 2: gráfico de la espiral evolutiva con sus fases zodiacales y las edades entre las que
discurren
1º. ETAPA DEL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
PISCIS
Simbolismo
Tradicionalmente
se expone en el Zodiaco a Aries como el primer signo y esto es cierto si nos
atenemos a las cosas manifestadas. Pero muchas cosas antes de manifestarse
tienen una gestación previa que permanece más o menos en las sombras, tanto si
se trata de una idea o un negocio, como de un ser vivo. Como en este estudio nos
ocupamos de la psique humana hemos de partir de su más profundo origen y éste
es indudablemente el signo anterior a Aries, es decir Piscis.
De los signos de agua
Piscis tiene particular relación con los símbolos relacionados con el origen:
las aguas primordiales, el océano, el caos primigenio, lo indiferenciado. Con
lo oculto y obscuro: lo desconocido, el inconsciente, el misterio, las
desapariciones. Con lo que restringe o limita en el mundo externo: la cárcel,
la enfermedad, el retiro, el útero materno. O con lo ilimitado del mundo
interno o de una envoltura: la unión mística con un ser superior, la sabiduría
inconsciente, el cosmos, el océano. En Piscis se combina lo individual con lo
ilimitado.
Significado evolutivo: gestación
En la evolución humana la
primera fase Piscis representa la gestación del niño en el útero materno. En
esta gestación, tal como cuentan los biólogos, se reproduce de una manera
acelerada todo el desarrollo que la evolución de las especies ha tenido a lo
largo de millones de años.
El niño es al principio
una célula y antes de desarrollar la forma humana pasa por los estadios de pez,
reptil y mamífero. Así pues, el niño cuando nace es un individuo diferente y
exclusivo, es único; pero en su seno lleva una ‘memoria de la totalidad’. Éste
es el papel de Piscis: ser uno y todos a la vez, por lo que no les extrañe que
muchos nativos de Piscis anden perdidos por la vida. Este signo representa al
mismo tiempo el yo y la experiencia mística (el no-yo) en la que el yo se
sumerge en la totalidad, aunque sin que desaparezca su consciencia de ser uno.
El
elemento agua tiene, pues, vínculos profundos previos a la propia formación del
ser vivo. Anteriores a la construcción, siquiera, del substrato material (el
cuerpo del bebé) sobre el que se asentará un yo. Las profundidades
inconscientes del agua de Piscis pertenecen al no-yo, a lo que Jung llamaba el
inconsciente colectivo. Estas profundidades sólo se pueden conocer, por lo
tanto, desde el no-yo. Es decir, antes (estadio prepersonal, mágico y
primitivo; ‘conciencia’ del bebé en sus primeras semanas) o después (estadio
transpersonal e integrado, conciencia mística de unidad con el Todo. Ocurre en
la segunda fase Piscis, como veremos) del desarrollo personal, del desarrollo
del yo; que tiene lugar en el ser humano a lo largo de la mayor parte de su
vida y que empieza en... Aries.
ARIES
Simbolismo
El
signo de Aries simboliza el comienzo. En la naturaleza la vida empieza y se
renueva todos los años en primavera. Se forma nueva savia y la sangre corre por
las venas de nuevos seres y también por la de ‘viejos’ nacidos en años
anteriores. Aries representa, por lo tanto, el impulso de todo lo nuevo, la
precipitación de los comienzos, la actividad en su inicio entusiasta, la
ignorancia y la inocencia del que empieza, la capacidad penetrante del
principio activo.
Ampliando este simbolismo
Aries implica la acción, la agresividad, la violencia, la osadía, la
imprudencia, la precipitación, el carácter ardiente e impulsivo, la exigencia
imperiosa de la expresión instintiva. Por analogía psíquica se dice que Aries
se expresa en el color rojo (psíquicamente excitante), en los objetos
puntiagudos (penetrantes), en los condimentos picantes (ardientes), en las
plantas espinosas (agresivas), etc.
También tiene acción, en
el cuerpo humano, sobre la sangre (que es la ‘savia de la vida’), sobre la
musculatura que es la base de la actividad física y sobre la cabeza que es la
parte del cuerpo que representa la punta de lanza de la evolución y con la que
habitualmente penetramos en un ambiente. Todas las características mencionadas
relacionan a Aries con las heridas y los accidentes.
Significado evolutivo: el primer año de vida
No es de extrañar, pues,
que Aries nos sirva para representar el nacimiento y los primeros meses de la
vida en la evolución humana. Aries representa el núcleo de identidad física más
básico y primigenio del ser humano: su yo físico, punto sobre el que se
asientan sus desarrollos posteriores. Los registros musculares, hondamente
inconscientes, que sólo son capaces de revelar técnicas de masaje profundo como
el rolfing.
El
nacimiento es una irrupción (violenta las más de las veces) en un entorno
nuevo, se produce sangre y el corte del cordón umbilical. Durante los primeros
meses la relación del niño con su entorno es únicamente motora (muscular,
activa) y su carácter emocional es exigente e imperioso ante la carencia, la
incomodidad o la enfermedad.
Bien es cierto que se
pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, lo que nos hace recordar que lleva
incorporada en él su reciente fase Piscis en el útero materno; pero su primera
relación con el mundo es una relación Aries. Además Piaget, que ha investigado
el desarrollo de la inteligencia, nos descubre que los primeros pasos de ésta
se dan a través de la actividad motora del niño. La primera memoria del niño es
una memoria motora; es decir, lo primero que empieza a recordar el niño son sus
movimientos: después de haberlos repetido innumerables veces llega un momento
en que toma consciencia de ellos y empieza a repetirlos intencionadamente,
tiene memoria de su actividad muscular.
TAURO
Simbolismo
Tauro
representa la tierra fértil (no toda la semilla ariana de vida es fecundada, ni
aquella que lo es, de igual forma). La eclosión de Aries tiene que consolidarse
en una buena ‘tierra’ para que produzca flores, semillas y frutos. Así la
naturaleza de la tierra limita la vida. La semilla de vida de Aries se agostará
en el desierto o en un medio inadecuado. Tauro representa el primer
conocimiento de la realidad material sobre la que se asienta y crece la vida.
Los campos verdes en primavera, las flores, los frutos; están dedicados a
Tauro. La diosa-madre pagana de numerosas ubres es una representación de la
abundancia taurina.
El primer elemento tierra
del Zodiaco es, ante todo, una tierra nutricia; un hecho físico en sí mismo sin
buscar otros significados. Como tal hecho físico sensorial y directo es de
naturaleza disfrutadora y hedonista. Tauro representa, sobre todo, el disfrute
de la vida. El sentido posesivo que se atribuye a este signo deriva del sentido
de territorialidad de los animales. En el ser humano la ‘territorialidad’ se
extiende a la familia y al propio cuerpo. El disfrute corporal mediante la
comida, el masaje, la sensualidad, etc.
Significado evolutivo: el segundo año de vida
La primera realidad que
aparece ante el niño en su evolución es su propio cuerpo y los ‘objetos’ inmediatos
entre los que se incluye a la madre. Este primer reconocimiento de la realidad
es el encuentro con una ‘tierra’ que, al mismo tiempo, lo limita y le permite
dar unos frutos de acuerdo con su labor.
Tauro limita la libre expansión y exteriorización que el
niño tenía en los primeros meses. A esta edad el niño, que ya anda, debe
empezar a ser vigilado por los padres: las prohibiciones y la forma cómo se
haga esta primera educación condicionará la psique sobre la que se desarrollará
el futuro adulto.
El control
a esta edad es muy importante, su exceso limitará la tierra (las capacidades)
sobre la que el niño podrá ‘arar su vida’, su defecto (esa educación actual
permisiva –de niños mimados se decía antes– que produce unos niños
insoportables y fomenta la psicopatía) implicará un desgaste prematuro y una
falsa conciencia de la realidad. El niño desatendido en situaciones extremas
(hospitalismo, orfandad, marasmo, o ambiente tercermundista) carece de ‘buena
tierra’ para vivir y en un porcentaje mucho más alto que los niños con una
educación normal, no alcanza esta segunda fase de la vida.
En estos meses el niño
reconoce su cuerpo, reconoce su imagen física en el espejo y empieza a
reconocer su ‘imagen psíquica’ (a desarrollar su autoconcepto) en el ‘espejo psíquico’
que los demás son para él. Aries representa el aspecto muscular del cuerpo
(fuego) Tauro lo hace con el aspecto sensual y placentero del mismo (tierra).
A estas edades el niño no
tiene conciencia verbal todavía (conciencia de su yo). Debido a esto las
sensaciones de la estructura muscular profunda (tensiones enquistadas,
conciencia física –sólo nos acordamos del cuerpo cuando nos duele) y el placer
y la serenidad profundas –que proceden de su hedonismo corporal– son, con
frecuencia, tan desconocidos para el individuo porque hoy día basamos nuestra
identidad mayormente en los aspectos mentales, verbales y sociales (aire) del
yo. Es decir, iniciamos nuestra conciencia en... Géminis.
GÉMINIS
Simbolismo
Como
signo de aire, Géminis representa la comunicación y como signo mutable la
variabilidad. El aire es, de los cuatro elementos, el más móvil y variable (el
aire no está tan sujeto a la superficie terrestre como los otros tres). La
imagen que nos da Géminis es, pues, la del más versátil y cambiante de los
signos.
En la naturaleza nos
imaginamos la brisa primaveral, el cabrilleo de las hojas de los árboles, el
movimiento de los animales rápidos como la ardilla. En el ser humano se
relaciona con los pulmones y la respiración, y con los brazos y, en particular,
las manos: la parte ejecutora y expresiva de la mente y de la comunicación con
una gran riqueza de terminaciones nerviosas (el aire es mental).
Debido a todo esto
Géminis representa en la sociedad y el ser humano la comunicación y los viajes,
y sus medios (idioma, vehículos, correos, radio, prensa, imprenta...). La
relación de Géminis con la comunicación se puede ver en los procesos de cortejo
tanto animales como humanos, previos al apareamiento; actividad especialmente
frecuente en primavera. Por sus características, Géminis y en general los
signos de aire, son ‘signos humanos’; es decir, sus cualidades tienen sus
mejores representaciones en los procesos culturales humanos. Géminis es también
un signo dual y lo expresa su símbolo los gemelos. La naturaleza esencial de la
dualidad se expresa primigeniamente en la división de los seres en masculinos y
femeninos y culturalmente en la división cuerpo-mente e individuo-sociedad.
Significado evolutivo: el tercer año de vida
La
fase que representa Géminis en el desarrollo humano transcurre,
aproximadamente, entre en segundo y tercer cumpleaños. Lo más característico de
esta fase es el desarrollo del lenguaje y el comienzo del interés social del
niño que se irá ampliando en años posteriores. Esto favorece que el niño
empiece a adquirir una consciencia de sí mismo. El desarrollo del lenguaje
permite al infante comenzar a manejar sus impulsos (instintos y pulsiones) de
una forma verbal (por ejemplo: comunica sus deseos, ya no se limita únicamente
a hacer rabietas) lo que representa un importante paso en su proceso de
humanización.
Sus padres están
interesados en que el niño verbalice sus necesidades (¿cómo se pide eso?) con
lo que están procurando marcarle pautas de comportamiento que lo sacarán con el
tiempo de su anterior identificación exclusiva con las necesidades fisiológicas
y emocionales. El ‘por favor’ no es sólo una fórmula de cortesía, sino, sobre
todo, un mecanismo psicológico que permite que niño aprenda a alejarse de las
exigencias emocionales perentorias.
En la fase Tauro el yo
del niño estaba identificado con su cuerpo y a partir de aquí el yo del niño
empieza a desarrollar la identificación con la mente; en este momento, sobre
todo, con el aspecto verbal-social de la misma. Por otra parte hay que señalar
que el niño empieza a reconocer la dualidad sexual de la naturaleza: hay niños
y niñas, papás y mamás...
2º. ETAPA DEL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
CÁNCER
Simbolismo
Es muy conocido el
simbolismo maternal y familiar del signo de Cáncer; también representa al bebé.
Cáncer es un signo de agua, por lo tanto emocional; sus lazos con el entorno
tienen el sello de lo inconsciente, de lo afectivo, de lo establecido por la
tradición y de lo profundo y arraigado. Piscis representaba los lazos con el
origen, lo primigenio, la evolución de las especies; Cáncer se atiene a los
lazos del individuo con la familia y a través de ella con el grupo local,
barrio, pueblo, comunidad, nación; con la historia, las tradiciones, las
costumbres, el matriarcado, el respeto a los mayores...
Cáncer representa,
asimismo, el hogar, el lugar de origen, el “terruño” y los apegos que su
evocación suscita. Cáncer expresa nuestra identidad psíquica con un grupo, una
educación y unas costumbres; parte de nuestro yo (lo que llamo el yo-grupal) está formado por las
identificaciones con la familia y el grupo. La educación y la transmisión de
los valores admitidos –simbolizada por el eje Cáncer-Capricornio– se hace por
medio de los vínculos afectivos del bebé con la madre.
Significado evolutivo: de 3 a 5 años
Entre
la edad de 3 y 5 años, aproximadamente, tienen lugar unos procesos que Freud
identifica con el conflicto edípico y que diversos autores de psicología
evolutiva señalan como una fase de socialización a través de la familia.
Durante los primeros años el niño ha tenido su mirada puesta exclusivamente en
sí mismo. Ahora a través del conflicto edípico y de los procesos de
socialización empieza un periodo que culminará en la descentralización afectiva
(dejará de percibir al mundo como centrado en sí mismo: egocéntrico) que tendrá
lugar entre los 9 y 12 años (en la fase Libra, el siguiente signo de ‘aire’) y
que le permitirá descubrir a las otras personas como distintas de él mismo. De
la misma manera se descubrirá también a sí mismo, pues hasta entonces no habrá
sido consciente de sus procesos internos ni de sus diferencias
Piscis señalaba los
procesos físicos que tenían lugar en el seno materno en la formación de un
nuevo ser. Cáncer, de nuevo un signo de agua, señala los procesos psíquicos que
tienen lugar en el niño a esta edad en la formación de una nueva consciencia de
sí mismo y de su entorno. Esta conciencia surge del choque del sentido
emocional exclusivo de Aries (primer núcleo de la identidad del ser humano) con
el sentido emocional grupal de Cáncer. Se establece un choque entre el
autocentramiento emocional del niño, de una sola dirección, y el desarrollo de
una estructura cuaternaria formada por cuatro direcciones emocionales (yo, tú y
principios materno y paterno). Este desarrollo se produce y opera a nivel
inconsciente en su comienzo (agua de Cáncer). Ver fig. 2.
Siempre
que en la evolución pasemos por un signo de agua surgirán remodelaciones
profundas en el ser de naturaleza psíquica y/o biológica. Naturalmente estas
remodelaciones no están exentas de conflictos pues en cada una de estas fases
la consciencia tiene que asumir un conocimiento o experiencia profunda que
muchas veces está en conflicto con lo que ya sabe o cree saber.
Fig. 3:
estructura cuaternaria de la personalidad
LEO
Simbolismo
Es el
símbolo del poder personal y también del poder de las instituciones, sobre
todo, de la realeza. No en vano al animal que lo representa, el león, se le
tiene por el rey de la selva, y la majestuosidad y ‘dignidad’ que se aprecia
en este felino tiene su contrapartida humana en el carácter caballeroso, digno,
idealista, orgulloso, sereno, viril, autosuficiente, etc. que suele ser la
marca de los nativos de leo. Leo también exhibe, con frecuencia, otros rasgos
menos agradables como los de la prepotencia, exigencia, tiranía y fogosidad mal
dirigida. El Sol es el astro de Leo y en muchas culturas la imagen solar ha
sido una divinidad central o el núcleo de mitos heroicos.
El Sol es el centro del
sistema solar alrededor del cual giran los planetas. El corazón es el centro
vital del ser humano. Los leo son personas alrededor de las cuales suelen girar
los demás signos. Y el Sol o Leo también representan el centro sólido y estable
de la personalidad (el yo), alrededor del cual deben girar los demás aspectos
de la misma.
Significado evolutivo: de 5 a 7 años
En el
desarrollo humano el poder simbolizado por este signo representa el momento
(resolución edípica de Freud, comienzo de la individuación en Jung...) en que
el niño asienta el núcleo de lo que será su personalidad futura. Leo simboliza
el centro del autodesarrollo y de la expresión del poder personal y este paso
en la vida humana es sumamente importante. En esta edad el niño se dedica a
toda suerte de juegos de competitividad física y mental con sus compañeros, en
los que va poniendo a prueba su yo.
Después de la gestación en Piscis Aries representa el nacimiento físico. En el proceso de socialización en Cáncer el niño tiene que crecer psíquicamente para empezar a abrirse a un mundo más amplio que está más allá de su autorreferencia. Este crecimiento permite que Leo represente ahora el nacimiento psíquico del núcleo del yo. En la medida en que el niño consolida la conciencia vital de sí mismo, construye un sólido núcleo de autoidentidad psico-corporal sobre el que se asentarán posteriores desarrollos.
Después de la gestación en Piscis Aries representa el nacimiento físico. En el proceso de socialización en Cáncer el niño tiene que crecer psíquicamente para empezar a abrirse a un mundo más amplio que está más allá de su autorreferencia. Este crecimiento permite que Leo represente ahora el nacimiento psíquico del núcleo del yo. En la medida en que el niño consolida la conciencia vital de sí mismo, construye un sólido núcleo de autoidentidad psico-corporal sobre el que se asentarán posteriores desarrollos.
VIRGO
Simbolismo
Virgo
es el signo que se opone a Piscis. En nuestra cultura Piscis ha representado al
cristianismo (los peces son un importante símbolo en los evangelios y en el cristianismo
primitivo) y Virgo, su opuesto, al desarrollo de la ciencia y de la consciencia
objetiva. Piscis representa el caos primigenio; el lugar sin formas que puede
crear, por lo tanto, todas y cada una de las formas. Un lugar en el que todo
está sumido en una unidad indiferenciada. Virgo es el mundo compartimentado de
las formas creadas, cada una en su lugar, clasificada y separada de las demás.
Para conseguir una
explicación universal de las formas que satisfaga a todos está el camino de la
ciencia que necesita rechazar, en un primer estadio de su desarrollo, la
confusión que, desde su punto de vista, reina en Piscis. Las personas de Virgo
necesitan confirmar muchas veces sus actos u opiniones para estar seguras de lo
que hacen o afirman (cerrar los grifos, las puertas...). Se comportan de forma
análoga a como lo hacen los científicos: repetir muchas veces sus experimentos
para confirmar los hechos. La mente, separada de la totalidad, necesita
clasificar... y eso lo hace muy bien Virgo.
Significado evolutivo: de 7 a 9 años
En el
desarrollo humano la fase Virgo se expresa cuando el niño accede a la escuela
primaria. Es la edad en la que se le empiezan a enseñar las cosas de una manera
más sistemática. En la actitud del niño también suele existir un deseo por
aprender y conocer las cosas siempre que la enseñanza no sea castrativa
(represora). Al final de esta fase es cuando se separa la confusión pisciana y
se empieza a entender la naturaleza racional del mundo en que vivimos. Por
ejemplo, en este estadio, un niño todavía confunde la palabra con el objeto
nombrado. Así puede decir que “la palabra trueno es fuerte” porque el trueno
(el objeto nombrado) lo es; no dándose cuenta de que la palabra no es el objeto
que nombra. Será en la siguiente fase Libra donde ya habrá aprendido a
diferenciar entre las palabras y el objeto que éstas nombran. Esto es un paso
muy importante y necesario en el desarrollo de la inteligencia y la relación
humanas. Ahora está aprendiendo todo tipo de cosas nuevas y llenando su mente
de datos, operaciones mentales y manuales. En este momento es importante
también que el niño desarrolle alguna actividad artesanal que tenga ocupadas
sus manos o, en el caso de los niños de ciudad, conozca el campo, los animales
de granja y las actividades agrícolas y artesanales.*
En el desarrollo de la
inteligencia estudiado por Piaget esta etapa coincide con el momento en que el
niño empieza a ser capaz de realizar operaciones utilizando los objetos (la
llama “fase de las operaciones concretas”). Es decir puede resolver problemas
matemáticos si maneja los objetos que representan estos problemas (manzanas o
naranjas, por ejemplo). Sólo en la fase siguiente empezará a hacer los cálculos
‘de cabeza’. En Tauro, un signo de tierra, el niño reconocía la realidad
física, ahora en Virgo, otro signo de tierra, empieza a reconocer la realidad
mental y operacional.
LIBRA
Simbolismo
Libra
es el signo de la pareja, del otro, representa el equilibrio entre dos
opciones, entre el yo y el otro, entre la mente y los sentimientos. Su símbolo,
la balanza, representa precisamente ese equilibrio entre las partes. Por ello
Libra significa la paz, el equilibrio social, el arte de la diplomacia, el
deseo del anfitrión de atender a todos sus invitados... También tiene relación
con lo bello (queremos estar guapos para el otro o buscamos la belleza en el
otro) y de ello se deriva el arte y la cultura. Aries representa el principio,
Libra se encuentra en el punto opuesto, es el otoño, se produce un punto de
inflexión. Primavera y verano fueron estaciones de recolección y abundancia,
ahora pasamos a una etapa de selección (el filtrado de los riñones –órgano
representado por Libra– en el nivel del cuerpo humano) y ahorro de cara al
invierno que se aproxima.
En la
primera mitad del Zodiaco se implican más los procesos vitales y corporales, en
ésta son más necesarias capacidades artesanales, organizadoras e industriosas
que favorecen desarrollos individuales más mentales y actividades sociales más
culturales. Pasamos de una primera mitad que podemos asociar a lo material a
una segunda más cerca de lo social, abstracto y espiritual.
Significado evolutivo: de 9 a 12 años
En la fase Libra se da un
proceso importante en el desarrollo humano. Libra se opone a Aries, el signo
que comienza el Zodiaco y que representa el nacimiento y el yo. Libra significa
un cambio importante en el niño y muy significativo en la meta del ser humano
hacia la madurez. Hasta ahora el niño ha tenido una perspectiva egocéntrica de
la realidad y de su entorno, las cosas y las personas las conocía en base a la
referencia de sí mismo. A partir de ahora deja de estar centrado en sí mismo y
empieza a darse cuenta del otro como de alguien que piensa y siente de manera
diferente.
Éste
es un paso que a lo largo de la vida adulta tenemos que seguir completando
pues, siempre hay cosas del otro que nos cuesta o nos negamos a ver, sobre todo
cuando hay involucrados fuertes sentimientos. Este cambio de centro afectivo
del niño, al separarle de lo inmediato, le permite comenzar el desarrollo de su
mente abstracta (capaz de hacer operaciones ‘de cabeza’ y entender conceptos
abstractos). Todo este proceso supone un cambio importante en el desarrollo de
la vida; definitivamente pasamos desde una perspectiva interior a otra exterior
y empezamos a adquirir normas y puntos de vista sociales y abstractos.
La etapa que transcurre
desde Cáncer a Libra completa otro ciclo de la conciencia. En la anterior fase
Géminis el niño aprendía a conocerse a sí mismo, ahora lo que hace es conocer
al otro y como resultado de ello –muy importante y paralelo– también empieza a
conocer su yo interior y las diferencias entre sí mismo y el otro. Todo este
proceso se ha dado porque desde la fase Cáncer (antes incluso en la fase
Géminis) empieza a darse un proceso de socialización, primero a través de la
familia (Cáncer) y ahora a partir de los iguales (Libra).
El eje Cáncer-Capricornio
representa las relaciones jerárquicas y el de Aries-Libra las relaciones
igualitarias. La relación permite al niño aprender las diferencias individuales
y la relatividad de la conciencia egoica (y el adulto sigue aprendiéndolo
durante toda su vida).
3ª ETAPA DEL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
ESCORPIO
Simbolismo
El
signo de Escorpio simboliza la sexualidad, la transformación y la muerte. A
través de la sexualidad se llega a la concepción de una nueva vida y esta nueva
vida representa un ‘cambio de plano’, una inflexión en el ciclo de la vida. La
muerte es el otro punto en donde se cambia de plano, donde se produce una nueva
inflexión en el ciclo de la vida. En otoño toda la vida muere, pero al mismo
tiempo, es enterrada la semilla que, germinando, dará vida a una nueva planta.
En pleno signo de Escorpio, el 1 de noviembre, día de difuntos (o “de todos los
santos”), es una festividad relacionada con este tema que nos viene de la más
remota antigüedad anterior al cristianismo.
Por todo ello el símbolo
más genuino de Escorpio es el de la transformación en el ciclo de la vida. En
el mundo bio-psíquico del ser humano tanto el nacimiento como la muerte pueden
ser también simbólicos, por ello se habla de la ‘muerte del ego’ y del
‘renacimiento’ a una nueva vida. En el mundo psíquico esta muerte y
renacimiento son vividos como si fueran reales, para el individuo que los vive
son reales. La configuración energética que forma la estructura de la
personalidad se deshace, se destruye, –muere– y el ser puede experimentar un
periodo de angustia y de desorientación hasta que ‘renace’ con una nueva
disposición energética en la estructura de su personalidad, más amplia que la
anterior. A la personalidad escorpiana se le atribuye una vida interior intensa
y conflictiva y una naturaleza profunda, hermética e insondable.
Significado evolutivo: de 12 a 15 años
En el desarrollo humano
el signo de Escorpio representa, como no era menos de esperar, la fase puberal
con los cambios genitales y de estructura física que se dan en ella. La primera
imagen física y psíquica que en niño recibe de sí mismo se da en el punto
opuesto del Zodiaco, fases de Aries y Tauro. Ahora en las fases de Libra y
Escorpio cambia la estructura física y psíquica, y el adolescente tiene que
volver a asimilar su nuevo cuerpo y las consecuencias psíquicas que se producen
en él.
Escorpio,
como signo de agua, lleva el arquetipo de la transformación hasta sus últimas
consecuencias, las que implican, entre otras, los cambios biológicos. Nace así
en el individuo, a esta edad, un conflicto intenso entre lo biológico, que
retrotrae al individuo a la dependencia natural de raíces bioquímicas, y su
evolución psíquica que lo habría de llevar a forjar su propia identidad e
independencia. La lucha con, y la ambición por, la autoridad y el poder, que se
da a esta edad, es un reflejo de este conflicto que está en la base de los
problemas de la adolescencia y del ser humano en general. También es en esta
etapa (Escorpio-Acuario) cuando el ser humano desarrolla la estructura de su
ego. En la fase de Escorpio crece a través de las fijaciones e identificaciones
egoicas, en la de Acuario tiene la posibilidad de desarrollar un ego más amplio
integrando la dualidad cuerpo-mente.
En la actualidad la
mayoría de la humanidad ha evolucionado psíquicamente, en su conjunto, hasta la
fase Escorpio en su estructura emocional y quizá hasta la de Capricornio en su
estructura social. Por lo tanto los conflictos individuales de esta etapa se
pueden prolongar indefinidamente, pues aquí estamos en la frontera de la
humanidad.
SAGITARIO
Simbolismo
Estamos
en el arquetipo de la expansión que se expresa en un nivel físico (los
sagitarios suelen ser grandes y altos, y comer mucho); psíquico (son personas
alegres, optimistas, amigables, festivas, desinhibidas, entusiastas, ruidosas,
estentóreas...); geográfico o territorial (les gustan los espacios abiertos, viajar
hasta el confín del mundo o del universo y suelen embarcarse en cuantas
situaciones prometan una pizca de aventura, –aunque hay un tipo de sagitario
más conservador); mental y verbal (les gusta leer mucho, discutir o hablar
incansablemente en lo que no pocas veces entran los relatos vívidos y
exagerados de sus viajes o aventuras, muchos se interesan por cuestiones
filosóficas, religiosas, políticas, leyes, etc. y suele gustarles ‘sermonear’
sobre su verdad); y afectivo (son unos enamoradizos empedernidos y nadie está
seguro a su alrededor, aunque también les gusta el compañerismo y la
camaradería con el otro sexo, también son muy generosos y afables).
El arquetipo tiene que
ver con el extranjero, las cuestiones internacionales, los estudios superiores,
la comunicación vía satélite o Internet y las fronteras (que en otros momentos
fueron las fronteras geográficas y ahora es la conquista del espacio). También
con todo tipo de cuestiones suprapersonales, desde la leyes a las teorías
científicas pasando por la religión y los asuntos humanitarios. Representa
también los estudios universitarios (además, naturalmente, de los idiomas).
Significado evolutiva: de 15 a 18 años
Sagitario aparece en el
momento en el que el adolescente está empezando a buscar horizontes a su vida
en todos los terrenos de los que se ha hablado en el párrafo anterior. Son
notorias a esta edad las interminables discusiones –no exentas de ocurrencias
jocosas y alegría– sobre todo lo habido y por haber entre los amigos y
compañeros. Estas discusiones son, en realidad, monólogos a varias bandas en el
que cada individuo defiende sus teorías, al igual como sucedía en la fase Leo
en la que el niño defendía su ego en crecimiento. Esta fase configura la
posición vital e intelectual del adolescente ante la vida, su toma de postura e
ideales. Es un periodo de ampliación de la conciencia a través de la
experimentación vital y del intercambio de mensajes e ideas[4].
El caballo del símbolo de
Sagitario está bastante desbocado en esta primera toma de contacto con el
arquetipo. La educación debe estimular (sin reprimir) la transformación de las
energías libidinales, recién adquiridas con la pubertad, en actividades y metas
que le digan algo al joven. De lo contrario este ‘caballo desbocado’ puede ir a
despeñarse o a perderse en parajes ignotos a través de todo tipo de excesos,
que son propios del fuego mutable de este signo.
La parte equina del
centauro representa el cuerpo, la parte humana la mente y la flecha los
ideales. En estos años sitúa K. Wilber el comienzo del proceso de integración
mente-cuerpo, fase a la que, curiosamente, llama centauro. El joven es muy activo tanto física como psíquicamente y
de estar en una cultura menos radicalmente dual como es la nuestra, aquí daría
comienzo, más claramente, nuestra integración como personas que tiene lugar en
esta tercera etapa del desarrollo de la conciencia.
CAPRICORNIO
Simbolismo: la industriosidad humana
Con Capricornio empieza el invierno, la
naturaleza se repliega y se queda desnuda y descarnada. Así son los
capricornio: fríos, secos, enjutos, tristes y solitarios. Pero también es un
periodo propicio para desarrollar y mostrar la industriosidad humana pues, ante
la necesidad, sólo la inteligencia humana y el deseo de mejorar sus
circunstancias hace que el hombre se afane por conservar lo que tiene y por
aumentar sus recursos para conseguir una vida más confortable y segura. El
nacimiento de Cristo y de muchos otros héroes y dioses de la mitología en
diciembre (Mitra, Krisna, Agni, Apolo...), se puede interpretar como el símbolo
del cambio que implica la respuesta humana a unas circunstancias que son
iguales para todo el reino vegetal y animal. El reino natural se despoja o
hiberna, el hombre recurre a otras soluciones. Así son los capricornio, responsables,
ahorrativos y ambiciosos, todo les parece poco para su familia (aunque no se
muestren afectivos como su signo opuesto Cáncer) y si su meta inmediata parece
pequeña siempre hay otras detrás en una sucesión interminable.
Significado evolutivo: de 18 a 22 años
En torno a las fechas de esta fase se
sitúa, en la actualidad, la mayoría de edad y los años en los que el joven
piensa en casarse y en establecerse laboralmente. Capricornio representa el
final de la adolescencia y el principio de la edad adulta; cuando el joven
empieza a expresar en la realidad una elección profesional y social. Para
muchos se hará más efectivo el sentido de independencia, identidad e
individualidad que proporcionó Sagitario, al poderlo llevar a la práctica en el
plano material. Ya se acabó su infancia y su adolescencia, ahora empieza el
‘invierno’ de sus responsabilidades ante la vida y ante sí mismo.
Enfrente está el signo de Cáncer cuya
fase correspondía a los años en los que el niño empezaba a tomar noción de la
familia y desarrollaba su socialización a través de ésta. Ahora el joven tiene,
en el punto opuesto del Zodiaco evolutivo, la oportunidad de cumplir lo que en
su momento expresó en el “quiero –o no quiero– ser como mi papá o mi mamá”.
Cáncer representaba el grupo, la familia, el lugar de origen; ahora Capricornio
representa la corporación profesional, las ambiciones sociales, la dirección
hacia donde construimos y dirigimos nuestra vida.
En el trabajo se pueden reproducir
comportamientos que el niño tuvo con sus padres (ahora con los jefes) y sus
hermanos (ahora los compañeros) en una nueva elaboración edípica. El resultado
habitual y corriente del desarrollo humano es la formación de la propia familia
y la asunción de las responsabilidades adultas ante la sociedad que dimanan de
la propia capacidad personal desligándose, en alguna medida, de la tutela
familiar y del grupo de origen. El individuo se hace más consciente del
macromarco social en el que se encuentra.
Así como el niño tomaba conciencia de su yo al acceder al conocimiento del otro
en Libra, hay un momento en la vida, conforme se desarrolla el propio grupo
familiar, que se toma conciencia del lugar de origen y de los padres; lo que
permite ver a estos de otra manera, al mismo tiempo con distancia (ya no es el
niño que depende de ellos) y afecto (ya no es el joven que lucha contra ellos).
En un proceso continuado de crecimiento, buscando horizontes más amplios, más
lejanos, esto significa también la iniciación de una evolución que nos llevará
a una mayor autorrealización, tal como lo entiende la psicología humanista.
ACUARIO
Simbolismo
Es el
símbolo de la independencia, de lo individual y de lo nuevo. Al mismo tiempo
representa un alto grado de conciencia social. Integrar estos dos valores tan
aparentemente opuestos es el gran poder del símbolo de Acuario. Viene a
significar que sólo la sociedad será auténticamente humana cuando todos sus
individuos puedan expresar sus potencialidades, cuando puedan autorrealizarse,
lo que incluye un aumento de la sensibilidad para lo personal y para lo social,
al mismo tiempo, sin que lleguen a interferirse ni sean incompatibles (las dos
líneas paralelas ondulantes de su símbolo).
Las lluvias y, sobre
todo, las nieves de este periodo del año serán las que fecundarán, con el
deshielo, los campos en la próxima primavera. De ahí el símbolo de este signo,
el aguador; pero no es sólo un símbolo natural, también representa el agua de
los sentimientos incorporada a la consciencia racional que fecunda otro nivel
de la existencia, el espiritual.
Significado evolutivo: de 22 a 26 años
Si contamos el
crecimiento humano a partir de la concepción, Acuario es el último signo del
primer ciclo de evolución. Si lo contamos a partir del nacimiento todavía nos
quedará una fase por cumplir: la segunda de Piscis. Tanto da que lo enfoquemos
desde un punto de vista o desde otro, en cualquier caso un importante cambio en
el desarrollo humano se empieza a producir ahora.
El
tercer nivel de la conciencia que se puede alcanzar en esta fase (la humanidad
en conjunto no ha llegado a él) representa el último peldaño del desarrollo
personal. A partir de la próxima fase se empieza el desarrollo espiritual o
transpersonal. En esta fase el joven puede tomar dos caminos: la inclinación
más social del arquetipo lo lleva a afianzarse en el proceso de su desarrollo
social y profesional. Una mayor seguridad en el trabajo y en el desempeño de su
labor, el casamiento, los hijos, el cambio a su propia residencia y las nuevas
relaciones que de todo ello se derivan.
La inclinación más
individual del signo lleva a algunas personas a replantearse (ahora o algo más
tarde, por ejemplo en la siguiente fase Aries) su papel en la vida y en la
profesión. La profesión elegida puede haber estado influenciada por los arquetipos
más institucionales de Cáncer y Capricornio; pero ahora, como ocurría en Leo
cuando el niño empezaba a ser él mismo e independizarse afectivamente de sus
padres, el joven puede tener otro impulso en el mismo sentido y la proyección
de este impulso implicará un cambio sustancial en sí mismo y en su proyecto de
futuro.
En Géminis se produjo la conciencia de
la dualidad masculino-femenino. En Libra se desarrolla la conciencia de la
dualidad yo-otro. Ahora en Acuario se puede desarrollar la conciencia de la
dualidad individuo-colectividad. Todos ellos son signos de aire y tienen que
ver con el entorno en el que crecemos. A partir de la fase Acuario podríamos
desarrollar la capacidad para lo que Wilber llama lógica imaginativa que implica una unión del elemento aire (lógica)
del signo con el agua (sentimientos) que derrama su símbolo. El resultado
es transverbal, transmental y
transemocional, una integración de lo que Jung expresa como polaridad de las
funciones del sentimiento y el pensamiento. El desarrollo de este nivel
implicará la aparición de una cualidad de la conciencia capaz de situar al
individuo como observador de sus propios procesos mentales y emocionales.
EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
Esta etapa
(Escorpio-Acuario) es muy importante para el desarrollo de la conciencia[5].
En las anteriores etapas se han adquirido capacidades bastante comunes hoy en
el género humano. Pero la presente está por desarrollar. Esta etapa marca el
límite al que ha llegado el desarrollo consciente del ser humano. Actualmente
todas las psicoterapias humanistas están muy interesadas en el desarrollo de
esta fase. Los términos autorrealización, desarrollo de las potencialidades,
etc., están muy vinculados a los procesos que se desarrollan bajo los símbolos
de estos cuatro signos.
Como vimos en la fase
Libra en el/la chico/a se produce un descentramiento afectivo gracias al cual
desarrolla la diferenciación entre sí mismo y el otro, el conocimiento de su yo
interior y la capacidad para las operaciones abstractas (todo ello muy
relacionado con la capacidad para el desapego del elemento aire). El signo de
Libra marca el punto de culminación de la escisión en dos de la conciencia
humana (el otro y yo) que ya había empezado a generarse en Géminis.
Al producirse esta
escisión el ser humano tiende a tomar partido por una característica de su
psique rechazando la que se le opone. En este momento del desarrollo esta
actitud es absolutamente necesaria, está ligada al desarrollo de la propia
identidad e individualidad (entre otras cosas ligada a la identidad sexual). De
esta forma la característica opuesta se niega, se olvida y se trata de ocultar;
se la arroja a lo que Jung llama la sombra.
El lado obscuro de
Escorpio representa simbólicamente esa sombra[6]
que puede ser tanto negativa (rechazamos lo negativo y violento de Escorpio)
como positiva (rechazamos, desde la identificación con Escorpio, nuestro lado
blando, sensible, infantil, etc.). Escorpio representa la dualidad
sombra-persona[7].
Sagitario
representa la dualidad mente-cuerpo, Capricornio las dualidades razón-fantasía
y realidad-sueños y Acuario la dualidad pensamiento-sentimiento. Durante esta
fase de crecimiento lo habitual, en nuestro estado actual de desarrollo como
especie, es identificarse con una parte de estas dualidades y rechazar la otra.
Pero el desarrollo completo de esta fase implicaría la exploración de ambos
opuestos (es una labor del fuego mutable de Sagitario y de su impulso hacia la
búsqueda de la experiencia) y la posterior integración de ambos en una unidad
de conciencia mente-cuerpo. Algo de esto se da, aunque mal guiado y sin
conciencia del proceso (tanto por parte de los adolescentes como de los
adultos, porque estos tampoco han completado esta etapa de la conciencia) en el
afán experimentalista del joven ya sea en el terreno sexual y físico como en el
ideológico.
En la fase Géminis
desarrollábamos la capacidad abstracta para el lenguaje, en la fase Libra la
capacidad para las operaciones abstractas. En la fase Acuario tenemos que
desarrollar la capacidad para lo que Wilber llama lógica imaginativa[8]
(lógica: aire, e imaginativa: agua) que implica una unión del elemento aire del
signo con el agua que derrama su símbolo[9].
Este desarrollo implica un proceso que va más allá del aire y del agua
(transverbal, transmental y transemocional), una integración de lo que Jung
expresa como polaridad de las funciones del sentimiento y el pensamiento. El
desarrollo de este nivel implica la aparición de una cualidad de la conciencia
capaz de situar al individuo como observador de sus propios procesos mentales y
emocionales.
Es
esta capacidad de observador la que permite andar por el camino del desapego de
las exigencias del ego. La identificación, en esta etapa, con una de las partes
de la dualidad que se ha conocido en Libra, es la que marca la adhesión
(emocional y pasional de Escorpio) a pautas de conducta egoica (que no hay que
confundir con egoístas –aunque muchas veces sean lo mismo– pues la generosidad
compulsiva, por ejemplo, es también una pauta de conducta egoica).
El proceso de desarrollo
de la autoidentidad es un proceso egoico y tiene su tiempo en el desarrollo
humano; pero más allá de él tenemos que desarrollar la capacidad para sentir,
pensar y actuar ‘de esta manera y de la contraria’, a reconocernos en cada
instante (en el aquí y ahora gestalt) en la polaridad amor-odio que diría
Freud. Sólo de esta manera nos daremos cuenta de la escasa entidad que tienen
las identificaciones del ego; cómo nuestros pensamientos y sentimientos
fluctúan entre polos opuestos (contradicciones) y cómo la mayor parte del
tiempo no lo queremos reconocer ni darnos cuenta de ello porque atenta contra
nuestra propia imagen y contra ‘lo que es correcto’ socialmente.
Naturalmente superar
aquellas identificaciones de nuestro ego más habituales en nosotros (más
cargadas emocionalmente y que más nos motivan) supone un sacrificio
dolorosísimo, típico de la naturaleza sadomasoquista de Escorpio[10],
que no siempre estamos dispuestos a sufrir (con frecuencia nos oponemos a ello
de manera totalmente inconsciente a través de las actitudes de defensa
generadas por nuestro ego que quiere seguir siendo el que es).
Desde el punto de vista
de la moralidad social (del relativo ‘punto de vista moral’ que en cada
sociedad es distinto) esta capacidad ubicua para estar en un punto de vista (en
‘un lugar’, en una emoción...) y en el contrario, implica una cierta actitud
amoral (no, necesariamente, inmoral). Pero ésta es una consecuencia inevitable
de la trascendencia del propio ego; si uno llega a ser capaz de percibir la
propia relatividad de su ego es inevitablemente capaz de percibir la
relatividad de la cultura en la que está inmerso (muy típico de la dualidad
individuo-sociedad que representa el símbolo de Acuario) que es la que ha
forjado una gran parte de ese ego (la función Libra de los pares –los iguales–
en la pubertad) mediatizándolo a través de innumerables normas y exigencias
sociales[11].
Esta
conciencia no implica, aunque pueda parecer así, una libertad absoluta. Al
contrario la propia conciencia es habitualmente más exigente que la que demanda
la sociedad; aunque en aquellas cosas en las que esta conciencia choca con la
norma social el individuo puede aparecer como muy libertino, desconsiderado,
insolidario, y un largo etc., a los ojos de esa misma sociedad (nuevamente
tocamos el símbolo de Acuario) que se mostrará mucho más relajada en otras
cuestiones muchas veces más importantes para la visión de una conciencia
global.
Este nivel de conciencia
y de capacidad de abstracción, es posible, evolutivamente, alcanzarlo en la
fase de Acuario (al menos un primer esbozo del mismo) y conforme la humanidad
vaya evolucionando esto será cada vez más factible. La psicología de Ken Wilber
corrobora esta última afirmación; sus etapas de evolución coinciden de una
manera bastante aproximada con las fechas y los procesos que se derivan de la
espiral evolutiva.
4ª ETAPA DEL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
DE PISCIS A GÉMINIS
La segunda fase Piscis se produce en los últimos años veinte (26-30
años). Es un periodo en el que, nos confirma Rappoport[12],
aparece un sentimiento de pérdida de las ilusiones de la juventud y según
algunos psicólogos de EE.UU. se produce un notable incremento de
las ‘experiencias subjetivas’. En numerosas biografías aparece como una etapa
de retiro, de renuncia e incluso de aumento de las posibilidades de una
experiencia mística o experiencia cumbre. Puede haber una enfermedad grave de
un familiar o propia, o un periodo de cierto aislamiento o reclusión por causas
propias o ajenas.
También hay inclinación
hacia la espiritualidad, el humanismo, el yoga los regímenes vegetarianos o
similares, el servicio, las obligaciones, etc. Cuando menos es un periodo de
desorientación y de búsqueda interior que nos obliga a replantearnos nuestra
vida y nuestras ilusiones.
La segunda fase Aries empieza a los 30 años y se prolonga hasta los
35. En ella se nota un nuevo impulso hacia la vida, un deseo de independencia o
de empezar una nueva vida que puede llevar a rupturas de todo tipo y/o al
comienzo de una nueva orientación en los propios asuntos, ya sean personales,
sociales, laborales o de nuevos estudios e intereses. También puede ser un
periodo favorable para una relación de pareja o para establecer una asociación
(el signo opuesto es Libra), aunque siempre marcado como una contribución a la
propia independencia o realización. Se recupera el deseo de autoafirmación que
se expresa a través de insistentes demandas egoicas en esta fase y en las
siguientes.
La segunda fase Tauro, de los 35 a los 40 años, es marcadamente
hedonista y consolidadora. Lo que en la fase anterior ha sido dinamismo y
energía se convierte ahora en una cierta dosis de búsqueda placentera de la
vida. El individuo tiene una sensación de aplomamiento y deseos de disfrutar de
la vida, un mayor sentido de calma que rechaza las prisas. Puede haber una
afirmación de la situación económica o una búsqueda de una orientación que
lleve a la misma. En la fase anterior se han podido recuperar algunos
sentimientos, recuerdos o ilusiones infantiles (o juveniles) y con ellos
también algunos ‘deseos perversos’, aunque esa recuperación es más notoria en
esta fase y en las posteriores.
La segunda fase Géminis se desliza entre los 40 y 45 años. Tiene
mucho de recuperación de contactos con las personas o lugares próximos
(vecinos, amigos...) o infantiles (vuelta o recuerdos del lugar de origen).
Esta recuperación tendrá lugar a un nivel más profundo y afectivo en la fase
siguiente de Cáncer; ahora se produce a un nivel de curiosidad mental vagamente
afectiva. Deseos de estudiar de nuevo o de poner en el papel la propia
experiencia profesional o vital. Salvo excepciones la persona tiende a
restringir sus desplazamientos o grandes aspiraciones y se hace más local y más
cotidiana; empieza a preferir, en ocasiones al menos, una reunión en casa con
los amigos a una cena fuera o una salida de fiesta.
EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
En
esta fase la vida puede seguir aparentemente su curso cotidiano sin mayores
sobresaltos ni cambios importantes; pero el individuo, con mayor o menor
énfasis, se empieza a hacer preguntas (sobre todo desde la fase Tauro) sobre el
sentido de la vida, la muerte, las aspiraciones del ser humano y todas esas
cuestiones trascendentes de las que nos acordamos a veces. Si nuestra vida discurre
sin sobresaltos no solemos hacerles mucho caso todavía; pero si alguna
circunstancia de la misma vida (muerte, accidente, enfermedad...) nos ocurre,
podemos vernos obligados a tener que planteárnoslas de una manera más seria.
Naturalmente nuestro desarrollo personal nos ha podido conducir, de una manera
natural, hacia este tipo de cuestiones.
En esta etapa se da una
contradicción curiosa. Por una parte al volver a la segunda fase Piscis (ya
puede haber tenido algunos planteamientos de tipo más mental en la anterior
fase Acuario) el individuo (con mayor o menor consciencia) se ha abierto hacia
la conciencia de la unidad, hacia la experiencia de integración de la realidad
exterior e interior en una sola conciencia o en una experiencia paralela o
simultánea.
Por otra parte tres de
los símbolos por los que va a discurrir esta etapa (Aries, Tauro y Géminis) son
marcadamente egocentristas. La explicación que he encontrado para esta
contradicción es la siguiente: En esta etapa el desarrollo de la conciencia tendría
que llevar al individuo hacia una conciencia transpersonal en la que el ego se
reduce frente a un campo de conciencia en el que se ve contenido; de otra
manera: el sentimiento de ego pierde la supremacía que ha tenido hasta ahora
ante la evidencia, que ya no puede ser psíquicamente negada como hacemos en los
años mozos, de que las cosas responden a nuestros deseos y necesidades de una
manera mucho más parca de lo que habíamos creído en nuestra juventud.
Para resolver esta
situación, tanto si es negada como si, a la postre, tenemos que rendirnos a
ella y la aceptamos, el individuo tiene que afincarse en un sólido yo. Podemos
negar esta sensación y reforzar nuestro ego aislándonos cuando lo que
deberíamos hacer es abrirnos hacia el sentimiento y la experiencia de
comunidad. O podemos aceptarla y darnos cuenta de que estamos contenidos en un
campo de conciencia que nos engloba y que es portador de una sabiduría
infinita.
Aceptando esta situación
podemos participar de esa sabiduría infinita, pero, y esto es lo importante,
para no vernos absorbidos por la potencia de este campo y quedar reducidos a un
apéndice de él[13] tenemos que
diferenciar nuestro yo del campo de conciencia o, en palabras de Jung, del sí
mismo. Para ello tenemos que seguir desarrollando nuestro yo, pues un yo débil
se verá absorbido por la potencia energética del campo de conciencia[14]
y se atribuirá el poder de éste[15]
(Jung lo llama inflación del ego y es una experiencia inevitable en el
transcurso del desarrollo –como lo es la sexualidad en la fase Escorpio–, otra
cosa es que se tome o no conciencia de ella).
En la etapa anterior del
desarrollo de la conciencia el ser humano podía integrar aspectos duales que se
referían preponderantemente a su propia persona o a aspectos teóricos, mentales
o abstractos de la conciencia. La finalidad de esta etapa de la conciencia es
culminar la integración de las dualidades básicas del ser humano que lo
implican con el entorno, tanto de tipo psíquico interno (anima-animus, subjetivo-objetivo...) como social (sujeto-objeto).
Con ello podremos empezar a movernos en la vida con una conciencia de unidad
con el entorno aún cuando en nuestro comportamiento cotidiano aparente sigamos
actuando dualmente (no podemos hacerlo de otra manera).
5ª ETAPA DEL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
DE CÁNCER A LIBRA
De esta etapa tengo bien
poco que decir, quizá porque yo mismo no la he vivido completamente todavía[16],
pero tampoco hay muchos datos en los estudios que los psicólogos hacen del
desarrollo humano. Sobre la vejez o ancianidad sí hay un sinnúmero de estudios,
pero esta etapa parece un erial. Cualquier lector con un buen manejo de los
símbolos zodiacales podrá sacar un buen número de circunstancias y significados
de las distintas fases de esta etapa.
La segunda fase Cáncer (45-51 años) acentúa nuestros
sentimientos de familia, de grupo, la sensibilidad emocional del niño que
llevamos dentro y que desea, al mismo tiempo, salir y ser protegido (aunque nos
resistimos a concienciar plenamente esto). El deseo del hogar, del pasado, del
lugar de origen, etc. Las relaciones familiares pueden cambiar pues suelen
aparecer, alrededor de estos años, yernos, nueras y nietos. También se sitúa en
torno a esta fase la aparición del climaterio y la menopausia (en otro signo de
agua, como la sexualidad en Escorpio).
La segunda fase Leo (51-57 años) marca, como el signo nos dice, un periodo de madurez, de
plenitud y, en muchas ocasiones, de poder. También podemos volvernos
extremadamente rígidos si nos hemos impedido evolucionar adecuadamente durante
la etapa anterior. Se obtiene una nueva calidez en la vida y una nueva
camaradería (reflejo de Acuario) con la pareja y con los amigos más íntimos. El
paso por Cáncer y Leo puede darnos un cambio en la relación con nuestros
padres, gracias al cual nos sintamos más cerca de ellos y los comprendamos
mejor; esta comprensión también mejora las relaciones con nuestra pareja porque
podemos dejar de proyectar en ella nuestros conflictos edípicos (si no nos ha
ocurrido ya antes).
La segunda fase Virgo (57-63 años) está desierta en psicología evolutiva, por lo que sólo
cabe especular acerca de ella. Pueden empezar a ser importantes o a
preocuparnos los problemas de salud. Podemos trasmitir nuestros conocimientos a
la generación que nos va a sustituir en el mundo laboral y podríamos empezar a
aprender o a plantearnos cosas que nos habrían de resultar útiles tras la
jubilación.
La segunda fase Libra (63-70 años) y siguientes (Escorpio 70-77 años y Sagitario 77-84
años)[17]
coinciden, en nuestra cultura, con a jubilación y con una reorientación de las
actitudes hacia la vida bastante importante. Rappoport y otros muchos
psicólogos destacan el paralelismo entre esta fase de la vida y la adolescencia
(que tuvo lugar en estos mismo signos en el primer ciclo espiral). La
estimulación y la relación favorecen la salud y la conciencia del anciano. Se
vuelve a plantear el tema de la dualidad yo-tú, y parece haber un conjunto
doble de orientaciones valorativas a esta edad; también reaparecen las
preguntas sobre el sentido de la vida (Sagitario) y una búsqueda de síntesis y
de coherencia consigo mismo (temática integradora de la tercera etapa de la
conciencia que vuelve a aparecer ahora de nuevo en la sexta: Escorpio,
Sagitario...)
EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
Antes de empezar a
escribir sobre esta etapa tengo que decirles que lo que leerán más abajo es
bastante especulativo. Esta es la primera vez que trato el tema. En mi libro El desarrollo de la conciencia todavía
era incapaz de abordar un nivel de conciencia superior al sutil, el que Wilber
llama causal. Ahora soy consciente de las carencias del nivel sutil, pero no
tengo todavía tan claras las virtudes del nivel causal. No obstante abajo les
expongo las conclusiones –provisionales– a las que he llegado.
En
esta etapa podríamos ubicar la superación e integración de los tres niveles de
conciencia representados por los tres símbolos de agua. Esto es lo que, a mi
entender, se desprende de las afirmaciones que Wilber hace, con otras
descripciones, al respecto de niveles superiores al sutil. Uno de los primeros
conceptos a los que llegué, en un momento dado, fue que esta etapa representa
la superación de la dicotomía ego-no ego. El ego como representante de la fase
de Escorpio, el no ego como correspondiente a la fase de Piscis. Posteriormente
he comprendido que una integración de este nivel tiene que incluir los tres
símbolos y experiencias de agua: Cáncer, Escorpio y Piscis, y no sólo como
ejercicio intelectual sino, y sobre todo, como vivencia personal; aceptando ser
al mismo tiempo niño, hombre y dios (niña, mujer, diosa), y pudiendo permitirse
ser, según las ocasiones de la vida cotidiana, ya sea niño, hombre o dios;
aunque, eso sí, respetando cuando se actúe de una de las tres maneras a las
otras dos, lo que, desde luego como todos sabemos, no es nada fácil.
Hombre y Dios
En mi propia evolución
personal y profesional he estado en contacto con grupos terapéuticos de
psicología y con grupos espirituales. Los primeros se dedican, sobre todo, a
trabajar con el nivel del ego (hombre), los segundos con el nivel transpersonal
o del no-ego (dios).
En
general los primeros son incapaces de percibir cualquier manifestación
integradora de la personalidad que vaya más allá del nivel del ego. Reducen
toda situación a los factores duales componentes de la personalidad
(sexualidad, ambición, poder, amor, odio...). Como dice Jung, incluyen el
estudio de las catedrales en un tratado de mineralogía. Los segundos, por el
contrario, son incapaces de percibir la dinámica egoica personal que se
encuentra detrás de cualquier individuo por muy espiritual que sea, incluidos
los llamados santos o gurues. Parafraseando a Jung, piensan que las catedrales
están hechas del humo de los incensarios. Esta autoignorancia, personal e
institucional da lugar a situaciones absurdas de celos, odios, ambiciones de
poder, etc., encubiertas bajo ropajes de santidad.
Aquí es donde viene a ser
aclaratorio el símbolo de Cristo, hombre y dios a la vez, y la frase del
Evangelio de “dar a Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es del Cesar”.
Interpretado en clave psicológica significa que tenemos que trabajar en ambos
niveles de la realidad. Que no podemos, por mucha facilidad que tengamos para
la meditación o las experiencias místicas y visionarias, olvidarnos de que
tenemos sin resolver la trastienda egoica de nuestra psique, y creamos que con
nuestro ‘nivel superior de conciencia’ lo tenemos ya todo superado. Y tampoco
podemos encerrarnos, como hacen muchos psicólogos, en una línea de
interpretación basada en lo obvio (sexualidad, poder, ambición...) y no ver la
trascendencia del ser humano hacia niveles de conciencia integradores. Por
poner un ejemplo que utiliza el mismo Jung, los símbolos y gesticulaciones
sexuales representan para el ser humano muchas cosas además de la sexualidad,
cosas, con frecuencia, también de tipo espiritual o que pretendan trascender lo
egoico.
El conflicto se plantea
entre los símbolos de Escorpio (el desarrollo de la autoidentidad egoica en la
adolescencia) y Piscis (el desarrollo de la espiritualidad o conciencia
transpersonal). Existe un conflicto, por todos conocido, entre los símbolos de
Cáncer (afectos y dependencia familiar y, sobre todo, materna) y Escorpio. El
individuo que no se ha desapegado del nivel de conciencia que representa Cáncer
no puede realizar suficientemente su relación sexual y de pareja, el que se
enciega en la óptica de Escorpio invade y perturba con sus apetencias la esfera
infantil y familiar (incesto, pederastia, explotación infantil...).
Algo
análogo podemos decir de la dualidad Escorpio-Piscis. La persona que no supera
la dependencia egoica de los apegos no puede entender y realizar la conciencia
transegoica, transpersonal, espiritual; la que se ‘enciega’ en la óptica
espiritual es incapaz de respetar las barreras del ego e invade las conciencias
individuales con la misma falta de sensibilidad del pederasta o incestuoso del
nivel anterior. Como bien sabemos por los sucesos ocurridos con las sectas,
pueden anularnos nuestro ego e, incluso, llevarnos al suicidio; pero en un
nivel cotidiano hay muchísimos ‘salvadores’ y muchísimos ‘discípulos’ tratando
constantemente de ‘vendernos su moto’.
Al igual que el
incestuoso o el pederasta que no quieren confesar su perversión, estos
salvadores no pueden admitir las debilidades de su gurú (que también tiene su
parte de hombre). Al identificarse con el gurú hacen suya cualquier
manifestación de él y no soportan sus debilidades (se pasan el tiempo
justificándolas) porque sería como admitir las suyas propias. Muchas personas
no pueden soportar sus propias debilidades y se buscan un ‘gurú perfecto’ y al
identificarse con él se creen ellas también perfectas (aquí, con frecuencia, el
único que se sabe no perfecto es el propio gurú). Rechazan precisamente uno de
los significados más importantes del símbolo de Piscis, su debilidad (debilidad
que es sólo aparente, sólo se percibe como tal desde la óptica egoica de
Escorpio que no puede aceptar la debilidad propia y la ajena, pues para ello
tendría que pasar antes por una purificación plutoniana sadomasoquista).
Así
pues, somos hombres y dioses, y también niños (Cáncer). Como niños tenemos derecho, en muchas ocasiones de
nuestra vida, a sentirnos débiles y angelicales y a desear una mamá que nos
mime (y ¡hay! si nos negamos esta verdad psicológica). Como hombres tenemos
derecho a un ego, a nuestras ambiciones, agresividad, deseos de poder, de
éxito, sexuales... a equivocarnos; en una palabra: a ser malos’ o demonios (y
¡hay de nosotros! si nos creemos que somos tan perfectos que ya hemos superado
nuestro ego). Como dioses tenemos derecho a sentirnos en comunión con esferas
de la emoción y de la comprensión que trascienden nuestro ser individual y a
tratar a todos con amor y beatitud, a ‘ser buenos’ o santos en términos
sencillos (lo que, con frecuencia, es más difícil que ‘ser malos’). Pero como
seres completos somos ángeles, demonios y santos.
El agua es un elemento
particularmente ‘disolvente’ y ‘promiscuo’ y el trígono (triángulo equilátero)
que enlaza al elemento no facilita la discriminación de los distintos niveles y
afectos. Pensar que uno es más importante que otro es una estupidez que sólo
justifica la ignorancia. La verdadera trascendencia no es la espiritual, éste
es sólo el primer paso, más allá de ella se encuentra una etapa en la que se
funden los tres niveles de agua (y al mismo tiempo están separados y
discriminados en la vida real). Es, como dice el Zen, “cuando vuelvo de la
iluminación, las montañas vuelven a ser montañas, los ríos, ríos y los hombres,
hombres”. Primero tenemos que experimentar los tres niveles de agua: Cáncer
(niño), Escorpio (adulto) y Piscis (dios) y luego integrarlos y superarlos.
Según Wilber esta superación se produce en la que llama etapa causal cuya
posibilidad de emerger sitúa a partir de los 35 años (segunda fase Tauro); yo
me inclino más a ubicarla en esta quinta etapa del desarrollo de la conciencia,
aunque esto es sólo una opinión personal.
Según estas reflexiones
sospecho que la meta del ser humano está más allá de lo que comúnmente se llama
espiritualidad (que es, en la práctica común que de ella se hace, un símbolo
claramente pisciano) pues la integración de los tres niveles de agua apunta más
allá de lo meramente espiritual. Desde este punto de vista el ‘placer místico’
que se obtiene tras una experiencia cumbre no es más importante (podemos
admitir que más sofisticado y sutil, pero no más importante) que el placer
infantil que obtiene el niño con su madre o el placer sexual del adulto. Al
igual que el placer infantil de adhesión a la madre debe ser distanciado (que
no negado) para acceder plenamente al placer sexual, así debe ser distanciado
el placer sexual (y de los apegos egoicos) para acceder al ‘placer místico’;
pero en el curso de la evolución también este placer debe ser distanciado (por
muy sublime que nos parezca) para acceder a un estadio posterior en el que el
triángulo de agua se armonice sin sojuzgarnos.
Muchos cuentos sufíes y
orientales nos hablan –mediante símbolos de gemas y otros– del neófito que se
pierde en el ‘placer místico’ en su camino de evolución[18].
Este placer es tan intenso y la comprensión que produce es tan profunda (como
la diferencia entre el adolescente movido por las emociones del sexo y el niño
que no se entera de qué va) que no es de extrañar que nos quedemos atrapados en
él –confundiendo dentro de nosotros nuestro ser y lo que llamamos Dios–, y nos
sintamos por ello superiores a los demás. No es malo el sentimiento de
superioridad en sí (como no es malo que el adolescente se sienta superior al
niño, es que es una evidencia biológica imposible de negar) lo que es malo es
que usemos esa superioridad para abusar de los demás queriéndolos salvar (como
muchas veces el adolescente o el adulto abusa del niño en el terreno sexual o
en cualquier otro al que lo someta), es como si quisiéramos salvar al niño de
su condición de niño dándole antes de tiempo su futura condición de púber.
Bertalanffy, (1968, tr. 1979): Perspectivas
en la teoría general de sistemas. Madrid. Ed. Alianza
Apéndice
DIVISIONES MAYORES DEL ZODIACO
Describiré
en el presente capítulo la tradicional división de los doce arquetipos zodiacales
en cualidades y elementos, y otras más que se suelen utilizar. Estas divisiones al
implicar pautas de conducta más generalizadas se refieren a características más
universales y por lo mismo más profundas, comunes a varios signos cada una de
ellas, por lo que son previas a la división en doce de la estructura zodiacal.
El siguiente cuadro da cuenta de ellas:
1 Aries 4 Cáncer 7 Libra 10
Capricornio
2 Tauro 5 Leo 8 Escorpio 11
Acuario
3 Géminis 6 Virgo 9
Sagitario 12 Piscis
CUALIDADES
Vamos ahora a definir los términos de la
siguiente división, la de los elementos,
según la astrología tradicional:
La división en cualidades que delimita en el Zodiaco cuatro partes, coincide con
la división del año en cuatro estaciones y el inicio de cada estación viene
dado por el comienzo de cada uno de los signos cardinales. Aries por la primavera, Cáncer por el verano, Libra en
el otoño y Capricornio para el invierno. Estos cuatro signos delimitan cuatro
cuadrantes en el círculo zodiacal que tienen su dinámica propia y diferenciada.
Vamos primero a definir las características de las cualidades:
Cardinal: su característica
fundamental es la de actividad, iniciativa, decisión, comienzo, energía,
empuje, espíritu de empresa, conquista, etc.
Fijo: consolidación, estabilidad,
aumento, solidez, firmeza, voluntad, conservación, constancia; la obstinación
que impide el cambio pero si éste sucede suele ser radical y profundo.
Mutable: el cambio, la crisis,
la búsqueda. Adaptación, flexibilidad, inteligencia. Variabilidad, desorientación
y encuentro; multiplicidad, inestabilidad, etc.
Ninguna secuencia o relación entre los
distintos componentes del Zodiaco se muestra ociosa o irrelevante. Así pues
podemos encontrar una dinámica evolutiva y de cambio en los lugares donde
miremos, sólo hace falta captar la esencia de su significado. Así pues vemos
que en lo que se refiere a las cualidades,
la ordenación es cardinal-fijo-mutable-cardinal...; esto ha de mostrar una
cadencia de actitudes o etapas de evolución de los asuntos que competen al
hombre o en el hombre mismo, pues como ya hemos dicho lo que tratamos de
descubrir es el cambio, el fluir de la naturaleza y no sus significaciones
tradicionales, estáticas y aisladas, tal como quedan las definiciones más
arriba expresadas de las tres cualidades.
Fig. 4: en esta
disposición se ve cómo las distintas divisiones del Zodiaco conforman una estructura
regular muy sugerente de armonía y cohesión interna.
Así pues tenemos en un primer momento de
una situación, un proceso, un desarrollo, etc., una actitud cardinal, es decir activa y
emprendedora, con la que tratamos de lograr aquello en lo que hemos puesto
nuestras aspiraciones; posteriormente viene la consolidación y disfrute de los
logros obtenidos, es el signo fijo.
Pasaremos después a una fase de crisis, cambio o búsqueda, que nos habrá de
llevar a fijar nuestra atención en otro logro hacia el cual emprenderemos una
nueva acción o etapa cardinal y así
sucesivamente.
Esta secuencia donde más claramente ha
sido descrita, (hasta donde llega mi información) es en sociología. Las etapas
de evolución de las sociedades humanas coinciden con las tres fases aquí
descritas; si bien, a mi entender, toda actividad humana, en líneas generales,
pasa por ella. Los sociólogos pues, describen como partiendo de una sociedad
estable y organizada (fase fija),
llega un momento en que entra en crisis (en mayor o menor grado), cuestionando
sus fundamentos y valores (fase mutable)
y acaso destruyéndolos; cómo después pasa a una etapa constructiva (fase cardinal), en la que se erige una nueva
situación, lo que una vez logrado proporciona a la sociedad una etapa estable
en la que reina la paz y el disfrute. Con el tiempo la estabilidad se vuelve
rigidez, el avance social se paraliza y deviene necesariamente una nueva etapa
de crisis y así sucesivamente.
ELEMENTOS
Fuego: es la manifestación vital de
la naturaleza; implica vigor, confianza, energía, optimismo, extroversión,
alegría; poder, dominación, lucha, conquista, agresividad, autoridad,
independencia, individualidad.
Tierra: es la encarnación de las
fuerzas vivas en la naturaleza concreta. Representa la materia, lo sólido, la
condensación y concentración. Los signos de tierra
son prácticos, firmes, prudentes, metódicos, perseverantes y utilitarios. Nos
habla de la materia que sostiene la vida y también de sus límites. Es el elemento que representa la realidad.
Aire: es el elemento que se despega de la biología o la materialidad para
acceder a niveles más abstractos. Representa la inteligencia, la comunicación y
la relación. Es móvil, adaptable, mental e inventivo. A veces tiende a
apartarse de la realidad y vivir en un mundo de conceptos.
Agua: es el elemento que representa el caos primigenio, origen de la naturaleza
y de la vida. Si el aire se aleja de
la realidad hacia “arriba” el agua lo
puede hacer hacia “abajo”. Conecta con el mundo del inconsciente, de los
sueños, de los sentimientos y emociones pasivos, de la fantasía, de la
idealización romántica. Suele dar gran sensibilidad e introversión, empatía y
capacidad de conexión con lo que se conoce por el mundo psíquico (clarividencia, telepatía, precognición,
capacidades curativas naturales, mediumnidad, etc.). Es pasivo, conservador y
temeroso.
A su vez los elementos de fuego y aire pueden ser calificados de extrovertidos (o según otras nomenclaturas que tienen un significado análogo: masculinos, positivos o yang) y los elementos de tierra y agua como introvertidos (o bien femeninos, negativos o yin).
A su vez los elementos de fuego y aire pueden ser calificados de extrovertidos (o según otras nomenclaturas que tienen un significado análogo: masculinos, positivos o yang) y los elementos de tierra y agua como introvertidos (o bien femeninos, negativos o yin).
A estas divisiones
tradicionales, añado otra que me parece bastante obvia: a los elementos de agua y fuego los
considero emocionales, a los de tierra y aire, cerebrales. Las
características emocionales del agua
y del fuego, con ser muy distintas,
no invalidan el término. El agua es
soñadora, sensitiva y receptiva; vive emotivamente el mundo interior. El fuego es ardoroso, entusiasta y
pasional; vive emocionalmente proyectado al exterior. En ambos casos los
impulsos prevalecen sobre la reflexión, lo instintivo sobre lo racional. La
forma cerebral de los signos de tierra, está apegada a la realidad
material, tiene que ver con todo lo que se puede “contar, medir o pesar”. La de
los signos de aire es más intelectual
y abstracta, sus capacidades verbales y la captación de las ideas es más rápida
y clara que en cualquier otro elemento. (El Zodiaco y la psicología evolutiva: http://www.gente-de-astrologia.com.ar/descargas/category/10-gratuitos)
[1] Este artículo fue publicado en cuatro
veces en la revista Eudemon nos 6 a 9 (1995-96).
[2] La rama de la psicología que estudia
los procesos y los cambios que se dan a lo largo del desarrollo humano.
[3] Es una idea original de Arturo Mata
[4] Esto era así en mi adolescencia. No
sé si ahora se da tanto como antes. Se me ocurre pensar que quizá la evolución
está poniendo más énfasis en el desarrollo y expresión del cuerpo (como balance
de que en épocas anteriores se haya dado más el desarrollo mental y a la
obligación moral) y de ahí el botellón y los excesos de todo tipo entre los
jóvenes de hoy. Si estoy en lo cierto se estaría recuperando –evolutivamente
hablando– el predominio del cuerpo y como tal la proclividad a todo tipo de
experiencias y excesos sin límites por parte de la mente y su reguladora la
sociedad.
[5] Sinesio Madrona (1991): El desarrollo de la conciencia. Madrid.
Ed. Kepler. http://www.gente-de-astrologia.com.ar/descargas/category/10-gratuitos
[6] Escorpio representa simbólicamente la
sombra, pero la sombra en nuestro
horóscopo está en cualquier lugar del mismo. Las características de nuestras
posiciones solar, lunar, mercurial, etc. etc. siempre tienen un lado que
aceptamos y otro que no nos gusta (y que,
muchas veces, creemos que no tenemos). Es este lado que no nos
gusta el que constituye parte de
nuestra sombra. Así nuestra sombra está
formada por partes solares, lunares, mercuriales... cualquier
aspecto del horóscopo se constituye en
sombra en tanto en cuanto sólo queramos
vivir y tomar conciencia de parte de él.
[7] Persona
es el nombre que recibe, en la psicología de Jung, el lado visible de nuestra
psique, el que aceptamos gustosamente y adaptamos a las demandas sociales. La
persona sería más bien una característica
puesta de manifiesto por Libra.
[8] Ken Wilber: Los tres ojos del
conocimiento. Ed. Kairós
[9] http://www.tendencias21.net/La-paradoja-como-medio-de-comprension-nueva-fase-de-la-conciencia-humana_a28643.html;
http://www.tendencias21.net/La-paradoja-de-la-subjetividad-para-conocer-el-sentimiento-tambien-es-necesario_a37233.html;
http://www.tendencias21.net/El-estudio-de-la-consciencia-debe-integrar-lo-objetivo-y-lo-subjetivo_a39783.html
http://www.tendencias21.net/La-paradoja-de-la-subjetividad-para-conocer-el-sentimiento-tambien-es-necesario_a37233.html;
http://www.tendencias21.net/El-estudio-de-la-consciencia-debe-integrar-lo-objetivo-y-lo-subjetivo_a39783.html
[10] El
desarrollo de la conciencia, pág. 341-43. http://www.gente-de-astrologia.com.ar/descargas/category/10-gratuitos
[11] Hearn, I. F. y Madrona, S. (2015). The
Unity of Body-Mind and Culture. Cultural Mannerisms as Introject
Processes. British
Gestalt Journal, Vol. 24-1, pp. 25-31.
[12] Rappoport, León. La personalidad desde los 26 años hasta la ancianidad. Ed. Paidos.
[13] Fanáticos ‘poseedores de la verdad’,
mesiánicos, ‘salvadores’... Personas que reaccionan horrorizadas ante el
sacrilegio (ya sea sagrado o ante una figura sacralizada, sin ir más lejos he
visto reacciones de ese tipo ante la figura del mismo Freud o del
psicoanálisis, cuanto más ante cualquier figura o persona aureolada de santidad
o sabiduría). Ayudadores compulsivos que refuerzan la dependencia de sus
socorridos en aras de su ‘sacrificio’ personal. Y un sin fin de ejemplos más
que, para evocarlos, sólo tenemos que pensar en la labilidad del elemento agua,
sobre todo en el caso de Piscis.
[14] Sinesio Madrona. El dualismo en psicología transpersonal: http://unidad-opuestos.blogspot.com
[15] Muchas personas ‘espirituales’ son
totalmente ciegas a la trastienda obscura de su psique y al orgullo egoico que
se agazapa tras sus sentimientos de superioridad. Este orgullo es la defensa
del ‘niño bueno’ de Piscis ante la falta de sensibilidad ajena y las
dificultades de la vida agudizadas desde su óptica ‘epiritual’.
[16]
Al día de hoy, cuando inserto ese artículo en el blog, sí la he vivido, pero todavía tengo que reflexionar sobre ella
[17] Las
segundas fases de Escorpio y Sagitario pertenecen a lo que sería la sexta etapa
del desarrollo de la conciencia (¿?).
[18] Poco después de escribir esto hice mi
formación en gestalt y pude comprobar como muchos gestaltistas se pierden en el
placer recibido tras recuperar la conexión con su cuerpo. Es un placer tan
intenso, aunque sea de otro nivel, darse cuenta de que ‘el cuerpo existe’, que
para mí, aunque sea de menor intensidad, es comparable al ‘placer místico’,
sigue los mismos mecanismos u homologías estructurales (Bertalanffy, 1968) en
la psique humana. De esa manera igual que el ‘placer místico’ es el origen de
todo tipo de religiones y sectas, el ‘placer gestalt’ da origen a una línea de
pensamiento corporativa ciertamente fanática también en muchos individuos.
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