EL ENEAGRAMA, VISIÓN CRÍTICA
Introducción para este blog
Éste es un trabajo que me pidieron en Ediciones del Prado para una colección de fascículos que trataba temas de esoterismo y que estuve realizando entre 2007 y 2008. La editorial, según me dijeron, tenía la pretensión de publicar la colección en los distintos países de la UE, pero que yo sepa sólo se publicó en Italia. Al parecer los distintos temas se iban a editar en forma de fichas, de ahí la alusión a las mismas en el texto.
El encargo también incluía
una exposición del I Ching para la colección que añadiré algún día al blog.
Cuando me hicieron el encargo yo apenas poseía conocimientos del
eneagrama y lo había visto usar, en mi formación como terapeuta gestalt, de una
manera muy encasilladora por lo que tenía cierta prevención hacia él,
sobre todo después de leer algunas de las cosas que Naranjo decía sobre el
tema. Pero gracias a mis investigaciones en Internet y a que Vicente Cassanya
me recomendó el libro de Riso y Hudson pude encontrar otro tratamiento del tema
más de acuerdo con mi forma de pensar acerca de la realidad, lo que expuse
debidamente en el texto que se publicó y que Ediciones del Prado me respetó,
cosa que es muy de agradecer.
Así pues no
pretendo ser experto en el eneagrama. Los textos de los diferentes eneatipos
los realicé haciendo una síntesis de las exposiciones que encontré en Internet
y en algunos libros, sobre todo el de Riso y Hudson; pero sí puedo decir a
pesar de ello, que mi visión crítica de las bases de este sistema tipológico
quizá puede aportar algunos datos nuevos sobre el asunto, sobre todo a aquellas
personas que, imbuidas por la divulgación realizada por Naranjo y nacida a su
estela, piensan que lo que saben del eneagrama es todo lo que se puede saber de
él. Su situación, en mi opinión, es la misma que la persona que lee su
horóscopo en los periódicos y cree que ésa es toda la astrología que cabe
conocer, o de aquella otra que hace un test de personalidad de una revista del
corazón y ya cree que se conoce.
Los textos de
más abajo, tienen algunas correcciones y actualizaciones sobre los que realicé
para Ediciones del Prado, y algunos párrafos añadidos (sobre todo en la
Introducción) que no cupieron en los límites que me daban para el formato en el
que iban a ser editados.
Por
otra parte he de decir que la idea inicial de este blog nace del
deseo-necesidad de dar una cobertura mayor al comentario que le hago al
artículo de Efraín Sandro Flores Bonifacio: La
inconveniencia del eneagrama en terapia gestalt, sito en: http://gestaltnet.net,
pues mi texto completo sería demasiado extenso para ser sólo un comentario. De
esta manera puedo referirme en el escrito que le pienso dedicar a esta entrada
del blog.
Al hilo de este
comienzo se engarzarán a su debido tiempo en este blog otros temas afines.
NOTA
He de decir por último que no voy a incluir, al menos de
momento, la descripción de los tipos del eneagrama en la exposición de más
abajo. Me parece que hay ya demasiadas descripciones sobre el asunto para que
la mía signifique algo nuevo.
Prólogo al eneagrama
El eneagrama es una
tipología de nueve caracteres con una dinámica interna de múltiples dimensiones
que pone de manifiesto la interdependencia de los diversos rasgos que la
componen y, por lo tanto, la de los seres humanos (sus fobias y sus filias)
entre sí. Es una tipología de última generación (aunque en realidad el origen
del símbolo es antiquísimo) que profundiza en la dinámica del carácter humano
con múltiples detalles que le dan una riqueza incomparable. Nos lleva de la
mano a un reconocimiento eficaz de nuestra personalidad, de aquellos lugares en
los que estamos parados en nuestro desarrollo, de las mentiras que nos contamos
a nosotros mismos y a los demás para evitar el dolor, y de los mecanismos que
podemos utilizar para superar este estado de cosas y promover en nosotros un
desarrollo de la conciencia que nos permita ascender en el camino de nuestra
plenitud.
El eneagrama es una herramienta para el desarrollo de
la conciencia. Normalmente éste se estudia únicamente desde la ciencia
psicológica y otras cercanas. Aquí vamos a adoptar una visión más amplia acorde
con la colección en la que va publicada este informe. El desarrollo de la
conciencia se concibe como parte del desarrollo y evolución del universo (como
reza la máxima: “como es arriba así es abajo”). Ello significa que la visión
psicológica invita al individuo a evolucionar dentro del tipo o carácter
al que pertenece; mientras que una visión más universal anima a evolucionar, en
un esfuerzo posterior, más allá del tipo que nos corresponde. Esta
visión está, por otra parte, más de acuerdo con los orígenes sufíes del
eneagrama.
El desarrollo de la conciencia es una realidad más
amplia que la simplemente psicológica, es una manifestación del desarrollo del
universo. Así, por ejemplo, la neurosis, las carencias y los conflictos humanos
no son una degradación o una caída de la conciencia (Naranjo, Carácter y neurosis. Ed. La Llave, pág.
2), ¡empezamos bien!, sino una fase más y, por lo tanto coherente y progresiva
en un proceso evolutivo universal, no es de ninguna manera una regresión o una
caída. Sin embargo, las afirmaciones prácticas, en la descripción de los nueve
tipos, de Naranjo, Riso y Hudson (La
sabiduría del eneagrama, Ed. Urano) y otros, se pueden suscribir
perfectamente bajo este enfoque, lo que cambia es la visión global subyacente,
la filosofía que la sostiene, no sus aplicaciones practicas; cambia la
orientación de los ejercicios que pueden resultar en la aplicación práctica, no
los ejercicios mismos. Una visión global de este tipo la exponía en El desarrollo de la conciencia en un marco
universal de leyes en http://www.fcgjung.com/ para otra tipología, aquella cuyos arquetipos son de
naturaleza astral y cuando tenga tiempo la incluiré en alguno de mis blogs. Este enfoque busca una visión unitaria que trascienda toda dualidad que
implique un juicio peyorativo acerca de lo que está bien y lo que está mal.
El origen unitario de la realidad es algo que está
buscando actualmente la física cuántica con ahínco y al cual parece que Laszlo
(El cosmos creativo, Ed. Kairós; El universo in-formado, Ed. Nowtilus) le
ha dado una respuesta que responde a todas las preguntas actuales, tanto
respecto a las anomalías de la física cuántica y otras ciencias, como aquellas
otras de la psique humana que tampoco puede explicar el actual paradigma.
La visión unitaria de la realidad es algo que existe
en numerosas filosofías y religiones, sobre todo orientales. Según esta visión
la unidad original, el tao, se divide en dos opuestos (yin y yang) que se
complementan, se interpenetran y operan en la realidad gracias a la oposición y
el conflicto que generan (algo que la ciencia también suscribe con sus cargas
positiva y negativa en toda estructura de la realidad universal). La visión
trinitaria (dualidad más unidad forman unidad de un orden superior que las
engloba[2])
que se desprende de este esquema es universal, y es algo muy utilizado en el
eneagrama, que tiene sus propios esquemas trinitarios, como veremos en la ficha
siguiente.
La unidad que existe en el universo se rompe en el
proceso de crecimiento humano. Para desarrollar
la conciencia personal, única y exclusiva, el ser humano tiene que distinguir
entre sí mismo y el otro. En este proceso tiene que elegir, en numerosos
aspectos de su mente, su psique y su vida (empezando por su sexo), con cuál de
las dos alternativas opuestas se queda. Al elegir se pierde la experiencia de
la otra mitad y ve sólo la realidad que le
interesa a su conciencia personal, así niega, rechaza y combate ferviente y
activamente la otra posibilidad. Esto es lo que en el budismo se conoce
como maya o ilusión, pues nos hace
creer que la realidad es tal como la vemos. Sin embargo, el fin último de esta
situación es proteger nuestra identidad individual, nuestra conciencia
personal, algo que no es una “caída”, sino parte de un proceso más global que
siempre enfrenta al yin con el yang en todos los niveles del universo
(ver, por ejemplo: El dualismo en
psicología transpersonal en: http://unidad-opuestos.blogspot.com.es).
La evolución posterior del
ser humano (transpersonal, espiritual) implica volver a unir la conciencia
personal a la conciencia global unitaria (la conciencia cósmica). La conciencia
cósmica es, por decirlo así, inconsciente de sí misma. El ser humano es el
proceso mediante el cual la conciencia cósmica se hace consciente de sí misma.
Ello implica que el ser humano tiene que hacerse primero consciente de sí mismo
a través del desarrollo de su conciencia personal, aunque sea a fuerza de
separarse de la unidad primordial. Así pues, esta separación no se ve aquí como
una “caída” o degradación, sino todo lo contrario, parte de un proceso de
crecimiento de una totalidad mayor que incluye al ser humano.
Después de la primera división dual hay múltiples y
continuadas divisiones a las que los seres humanos intentamos poner orden a
través del conocimiento. Ello da lugar, en el caso que nos ocupa, a diferentes
tipologías o estructuras psicosomáticas de carácter; pero nuestra naturaleza
esencial originaria es la unidad, la esencia del ser. Esta perspectiva está
contemplada en el eneagrama sufí en la medida en que concibe un centro “0” (la
tipología del eneagrama está numerada del 1 al 9), que no existe en el
eneagrama de Naranjo, y en el que el ser trasciende la identificación con su
personalidad y se da cuenta de la relatividad de la misma buscando un nivel
superior de realización de su conciencia. En esta línea me parece mucho más
clara la postura de Riso y Hudson cuando dicen: “...somos mucho más que nuestra personalidad...” (obra citada, pág.
37). En este nivel, aunque sigamos operando en la mayor parte de las
situaciones cotidianas según las características de nuestro tipo, podemos
darnos cuenta de que todos somos uno y que somos distintas facetas de una única
realidad. El ser es único, como el diamante, pero esta formado por múltiples
facetas. Así podemos decir que en nuestro interior cada uno de nosotros somos los
nueve tipos y que hay que buscar la expresión plena de nuestro ser
trascendiendo los encasillamientos de nuestro tipo.
Visto con perspectiva la energía primordial única se
manifiesta, en todos los niveles de la realidad en una multiplicidad de formas
y expresiones que son distintas facetas de esa realidad única. Así en otras
tipologías se asimila al mismo principio un color, una planta, un animal, un
carácter humano, una situación social, una disposición cósmica, etc. Sus
símbolos representan varios niveles que tienen una relación sistémica
(estructuralmente análoga) y nos pueden informar al mismo tiempo de la
naturaleza física, química, orgánica, psíquica, social... de una determinada
persona, lugar, evento o forma en el espacio-tiempo (línea que acaba de emprender, no
más, la psicología psicosomática y a la que aún le queda mucho por andar, su
siguiente paso sería, por ejemplo, considerar la psicosociología
psicosomaticosocial). Todo es una unidad, somos
parte del Universo, no algo desgajado y enfrentado a él como nos quiere hacer
creer la ideología judeocristiana y la ciencia lineal newtoniano-cartesiana.
Así lo reflejo también en: Procesos de
autoorganización en la conciencia y crecimiento humanos: http://procesos-autoorganizacion-conciencia.blogspot.com .
[1] Isabel Fdez. Hearn me
dice que en la mayoría del mundo anglosajón la visón juedeocristiana de caída y
degradación (‘pecado’ en términos católicos) de Naranjo es absolutamente
incomprensible.
[2] Es
un tema que requiere todo un artículo aparte que quizá algún día aparezca –lo tengo que escribir todavía– en:
http://unidad-opuestos.blogspot.com,.
* * * * *
Introducción al eneagrama
El eneagrama tiene
orígenes sufíes y su símbolo puede rastrearse en varios miles de años atrás, en
Afganistán y Caldea. Su símbolo y sus enseñanzas fueron traídas a occidente por
Gurdjieff y por su discípulo Ouspensky. Oscar Ichazo bebió de ellos y de otras fuentes y es, en realidad, el creador
del
eneagrama de la personalidad, tal como lo conocemos hoy en día. Claudio
Naranjo, discípulo de Ichazo es el principal difusor de esta tipología en
occidente.
En sus orígenes sufíes
el eneagrama se concibe como una estructura y un camino de evolución
espiritual. No se describen tipos psicológicos sino estados de la conciencia.
Así los números se refieren a niveles o estados de evolución y no
específicamente a tipos psicológicos. Es decir, está más de acuerdo con la
postura que defino en el prólogo y describo en otros lugares (pendientes de
publicar en este blog). Por otra parte en el eneagrama sufí hay una estructura
cuaternaria y un centro, mencionado como “0”, que no existen en la tipología
creada por Ichazo.
Fig. 1: eneagrama sufí (el triángulo equilátero
interior aparece de esta forma en la tradición sufí) Descripciones halladas en
2007 en http://groups.mns.com/ENEAGRAMA2001 (actualmente se encuentran en: http://es.scribd.com/doc/2667122/El-Eneagrama-Sufi). El dibujo es composición de dos diferentes.
El centro (“0”) en el
eneagrama sufí coincide, gráficamente, con el centro del círculo y representa
ese estado de trascendencia en el que la persona es consciente de la
relatividad de su propia naturaleza y, en general, de toda descripción dual y
múltiple de la realidad, del maya de
la conciencia ordinaria. Es la evolución espiritual última. La estructura
cuaternaria se debe a la presencia de cuatro virtudes básicas en el desarrollo
espiritual. La justicia corresponde con el centro del eneagrama. El valor, la
templanza y la sabiduría corresponden con las agrupaciones ternarias 2-3-4,
5-6-7 y 8-9-1 respectivamente, que es otra manera de hacer referencia, también
en el eneagrama sufí, al corazón, las vísceras y el cerebro.
La cuaternidad, el cuadrado, da la
estabilidad, que es un factor fundamental en la búsqueda de la esencia del ser.
La cuaternidad es un símbolo muy apreciado y comentado a lo largo de sus obras
en la psicología de Jung.
Por otra parte aquí se
ha añadido la definición de las zonas cerebrales y temporales que corresponden
a cada una de las tríadas y que pertenece al estudio de José Ma. Poveda (revista ‘Tu Suerte’ n°. 65, nov. 2000).
Esta estructura,
distribución y dinámica tienen poco que ver con la organización, descripción y
método del eneagrama desarrollado a partir de Ichazo. Básicamente el eneagrama
de Ichazo es una tipología con nueve caracteres muy
interrelacionados entre sí mediante una dinámica interna que pone a unos en
conexión con otros, como se verá más adelante.
Fig. 2: Dibujo del
eneagrama compuesto de las aportaciones de Poveda, de las descripciones
halladas en 2007 en http://groups.mns.com/ENEAGRAMA2001 (actualmente se
encuentran en: http://es.scribd.com/doc/2667122/El-Eneagrama-Sufi) y de elaboración
propia.
Las
agrupaciones ternarias en el eneagrama de Ichazo son diferentes: la tríada del sentimiento
describe caracteres cuyo funcionamiento
básico tiene su origen en esta emoción humana (números 2, 3 y 4). La
tríada del pensamiento corresponde a los números 5, 6 y 7, y la tríada del
instinto, que describe a personas movidas por lo volitivo y corporal, se
muestra en los números 8, 9 y 1. Esta triangulación responde también a las tres
estructuras que coexisten en el cerebro humano. A saber: el cerebro reptiliano
capaz de manejar la ira y que tiende a vivir en el presente (8, 9 y 1); el
cerebro límbico, apoyado en las emociones y que tiende a vivir en el pasado (2,
3 y 4) y el cerebro neocortical que maneja el pensamiento y tiende a orientar
su vida hacia futuro (5, 6 y 7).
En la presentación que hacemos aquí de cada eneatipo se va a
rescatar el espíritu del eneagrama sufí para dar una visión más amplia del
desarrollo de la conciencia (ver también la ficha de conclusiones al final) y
se van a especificar los nueve caracteres tal como se tiene costumbre de hacer
en el desarrollo occidental del eneagrama, pero añadiendo un criterio evolutivo
en base a la polaridad y la carencia de cada tipo (esto, como se dijo en la nota de introducción en el prólogo,
no se va a incluir en este blog, al menos que circunstancias posteriores lo requieran).
Para hacer este “encaje
de bolillos” tenemos que referirnos a la visión trinitaria que se ha expuesto
en el prólogo y que es la que se forma cuando unimos en una misma dinámica a la
unidad con la dualidad. Esta estructura
ternaria es muy valorada en el eneagrama, como se verá a lo largo de su
exposición. Gurdjieff le daba la máxima importancia y la explicaba como la ley
del tres, según la cual toda manifestación es resultado de tres fuerzas:
activa, pasiva y neutralizadora. El símbolo de la trinidad existe en
muchas religiones, (por ej. Padre, Hijo y Espíritu Santo). El triángulo, la
trinidad es un símbolo dinámico, el eneagrama es así, tal como está planteado
por Ichazo, una estructura dinámica del desarrollo de la personalidad. En él
predomina, por lo tanto, el arquetipo masculino, yang.
Para completar esta
visión de la naturaleza humana hay que incluir en ella el arquetipo femenino –yin–, sólo así, con la conciencia unitaria se
podrá dar
el salto hacia niveles superiores de desarrollo que trasciendan la personalidad
y lleguen a ese estado que en el eneagrama se denomina la esencia del ser. Para
ello necesitamos un cuadrado o estructura cuaternaria, por lo que debemos
completar los nueve tipos del eneagrama de Ichazo con la idea de las cuatro
virtudes y la de un centro “0” pertenecientes al eneagrama sufí. En el
simbolismo católico, por ejemplo, a la trinidad masculina –yang– hay que añadir la
simbología yin de la Virgen para completar la unidad de la conciencia, algo que el famoso psiquiatra suizo C. G.
Jung (que, sin embargo, era protestante) destacó sobremanera, dado que su psicología está
orientada hacia la unidad de la conciencia.
Por otra parte, al contrario que el triángulo, la estructura
cuadrada o cuaternaria es una figura que favorece y simboliza la estabilidad,
solidez, serenidad y armonía contemplativa, y la esencia del ser es un lugar o
estado de la conciencia en la que predominan estas características. Así el
centro del ser hay que buscarlo más allá de la dinámica del eneagrama como tal.
Se da la paradoja, típica de los niveles superiores de la conciencia, de que
después de haber andado el camino dinámico del desarrollo de la personalidad y
accedido al centro de ser, uno se da cuenta que no era necesario haber
recorrido ese camino; pero ese descubrimiento no se puede hacer si antes no se
ha caminado por ese sendero (esta paradoja es fruto de la unión yin-yang). Trinidad (aspecto dinámico)
y cuaternidad (aspecto estático) son, así, procesos complementarios que son
imprescindibles para la comprensión global de la naturaleza y esencia
del ser.
Por ello es muy importante que tengamos en cuenta la estructura
cuaternaria del eneagrama sufí y en general el significado de la estabilidad,
el equilibrio y la serenidad en el desarrollo de la conciencia, de lo contrario quedaremos atrapados en una figura que sólo
nos habla de dinamismo, siendo las fuerzas dinámicas una trampa de
adrenalina (la compulsión vertiginosa hacia la acción de nuestra cultura) que
no promueve la aspiración última del ser.
Emocionalmente, de hecho, cuando se pasan los efectos, más bien
pronto que tarde, de la experiencia adrenalínica, te deja una sensación de
vacío propia, aunque no sea tan intensa, del mono de un drogadicto. De ahí la
tendencia de nuestra cultura a la acción, a la competición, y a todo lo que
promueva la experiencia adrenalínica en lo cotidiano, desde no poder estar
parado un momento a la necesidad de estar siempre en un lugar lleno de
‘ambiente’. En el fondo el eneagrama de Naranjo está sesgado, de manera muy
parcial e inconsciente –y por eso más peligrosa personal y culturalmente a la larga–, en esa dirección.
Este asunto está muy acusado de la cultura anglosajona que se está
exportando al resto del mundo. Un ejemplo: en el idioma inglés el término
autoconciencia tiene, primordialmente, el significado de: tímido, acomplejado, afectado,
cohibido, embarazado e incómodo. Sólo en el diccionario
inglés Webster's encuentro el otro significado más
común entre nosotros: “...consciente de los propios actos de uno
o estados que pertenecen o se originan en sí mismo: consciente de uno mismo
como un individuo que experimenta deseos, y actos (no sólo piensa, sino que se
conoce como pensante... no sólo está consciente, él es autoconsciente...”; pero
éste no es el significado habitual que se da al término cotidianamente. Para ‘curar’ (¡‘dios
mío’, ‘curar’!) la autoconciencia Perls propone que “[...] una forma de
curar la auto-consciencia es transformarla en consciencia del objeto (1947-69, pág. 330). Resulta que una de
las máximas del protestantismo, coherente con lo que acabo de exponer,
es que las obras justifican la fe. Por otro lado una consecuencia de esto es
que la ‘ciencia’, tal como se entiende en el Norte, sólo da importancia al
objeto. El sujeto es ignorado, cuando no despreciado (http://unidad-opuestos.blogspot.com.es; Sujeto y objeto, masculino y femenino). Nada que ver con
la búsqueda del estudio integral del ser. Es decir, en definitiva, para el
inglés medio percatarse, reflexionar, pensar en sí mismo ¡es malo!, en vez de
eso ¡hay que ponerse a hacer algo!
Por el contrario la experiencia
emocional de la cuaternidad, del amor pleno en última instancia, es una
sensación de plenitud y bienaventuranza que no te requiere nada más. Es algo
parecido a, como se dice en la Biblia, “estar en su presencia”. Pero es una
experiencia tan ajena a nuestro sentir cultural que no es extraño que en el
eneagrama de Ichazo
y Naranjo se haya ‘caído del estante’ y se haya
perdido cuando se ha barrido el suelo de la estancia y se ha echado a la basura
con otras ‘suciedades’.
Abundando en el tema de
la dualidad o polaridad: un ejemplo sencillo de la
valoración dual de una realidad que es unitaria y que está al alcance de todos
es el que ocurre cuando interpretamos y valoramos los conceptos de amor y odio. Nuestra
concepción dual de la realidad tiende a inclinarnos a interpretar el amor como
positivo y el odio como negativo; pero cuando el amor es posesivo, absorbente y
dominante e impide crecer al individuo se torna negativo y, por otra parte, el
odio es una manifestación emocional desvalorizada por nuestra cultura que implica
una actitud de separación, diferenciación, independencia e individuación del
ser humano que favorece su crecimiento personal, pero que, dado el sesgo de nuestra
cultura, muchas veces provoca enfrentamiento y se valora negativamente. Esta
dualidad se puede describir como la polaridad que enfrenta a los procesos
unitivos (amor) con los procesos separativos (odio) del desarrollo humano (Pensar
y sentir: http://unidad-opuestos.blogspot.com). El necesario equilibrio
y desarrollo de la conciencia personal en el ser humano necesita, pues, de
ambos procesos. En la estructura del eneagrama será una novedad considerar el
elemento cuaternario como esencial en la comprensión y desarrollo del ser.
Enlazando este tema con el párrafo de más arriba referente a la adrenalina, el odio, más presente, en nuestra cultura que el amor, es el que promueve a la acción, pues la acción, la adrenalina, como digo arriba, es necesaria para la separación; pero en tanto en cuanto el odio y la acción es un camino de separación (necesario en la totalidad en cualquier caso), la sensación de aislamiento y vacío que produce es la que conduce a más acción para llegar en el fondo, sin ser conscientes plenamente de ello, a esa unidad en el amor que buscamos a través de un medio imposible para ello como es la acción sin pausa y sin aliento. Toda búsqueda en nuestra civilización, desde hace unos 6.000 años según Taylor (2005), de éxito, reconocimiento, dinero, sexo, poder... etc., es, a nivel profundamente inconsciente, una búsqueda de la plenitud en la unión; pero como nuestra cultura es parcial y sesgada, esa plenitud que buscamos (que nuestro cuerpo busca intensamente añorando la unidad del seno materno) la hacemos por una vía parcial que nunca podrá llenar ese vacío que sentimos. Sólo la unidad, trascendiendo los deseos parciales del ego como enseña el budismo, puede darnos esa plenitud. Plenitud que está simbolizada, como nos enseña Jung, por el símbolo de la cuaternidad y por la conniutium oppositorum.
Enlazando este tema con el párrafo de más arriba referente a la adrenalina, el odio, más presente, en nuestra cultura que el amor, es el que promueve a la acción, pues la acción, la adrenalina, como digo arriba, es necesaria para la separación; pero en tanto en cuanto el odio y la acción es un camino de separación (necesario en la totalidad en cualquier caso), la sensación de aislamiento y vacío que produce es la que conduce a más acción para llegar en el fondo, sin ser conscientes plenamente de ello, a esa unidad en el amor que buscamos a través de un medio imposible para ello como es la acción sin pausa y sin aliento. Toda búsqueda en nuestra civilización, desde hace unos 6.000 años según Taylor (2005), de éxito, reconocimiento, dinero, sexo, poder... etc., es, a nivel profundamente inconsciente, una búsqueda de la plenitud en la unión; pero como nuestra cultura es parcial y sesgada, esa plenitud que buscamos (que nuestro cuerpo busca intensamente añorando la unidad del seno materno) la hacemos por una vía parcial que nunca podrá llenar ese vacío que sentimos. Sólo la unidad, trascendiendo los deseos parciales del ego como enseña el budismo, puede darnos esa plenitud. Plenitud que está simbolizada, como nos enseña Jung, por el símbolo de la cuaternidad y por la conniutium oppositorum.
Volviendo a la estructura del eneagrama los tipos 1, 4 y 7 tienden a
expresar de manera más acentuada, como se verá en cada uno de ellos, los
procesos unitivos,
los tipos 2, 5 y 8 los procesos separativos y los
caracteres 3, 6 y 9 una actitud dual que no se inclina definitivamente por
ninguna de ambas conductas de una manera evidente. Estos
significados tienen cierta semejanza, aunque de lejos y desde otra perspectiva,
con la clasificación de estos mismos números en el eneagrama sufí como
“demasiado”, “muy poco” y “sin desarrollar” (ver figura 1).
Además de las clasificaciones
expuestas hasta aquí ocurre que entre los caracteres del eneagrama hay un continuum,
de manera que cada tipo tiene algunos rasgos de los caracteres que le
circundan, Riso y
Hudson llaman a esto “alas”, (así por ejemplo el número 9 incluye
en sus rasgos algunos del número 8 o, alternativamente, algunos de número 1).
Por otro lado cada persona perteneciente a
uno de estos caracteres puede estar más inclinado hacia una manifestación
más conservadora, sexual o social de su personalidad. Al final el eneagrama de Riso y Hudson (sin
tener en cuenta más divisiones) configura 54 naturalezas, lo que le da a esta
tipología una gran riqueza, más allá de los usos cotidianos que muchas personas
hacen de la misma, no muy diferentes a los test psicológicos u horóscopos de
las revistas del corazón.
Hay más divisiones en las estructuras del eneagrama (como los tipos hornevianos), pero tienden a hacer más confusa una descripción ya de por sí prolija. Lo cierto es que cada uno de nosotros somos una realidad única e intentar meternos en un carácter, aunque puede ser un primer paso en un proceso de auto-conocimiento y autoayuda, al final se convierte en un lecho de Procusto que cercena características individuales exclusivas que no pueden aparecer en ninguna descripción y que coartan el camino del individuo que dirige su atención a ese punto “0” que implica la liberación de todo maya.
Hay más divisiones en las estructuras del eneagrama (como los tipos hornevianos), pero tienden a hacer más confusa una descripción ya de por sí prolija. Lo cierto es que cada uno de nosotros somos una realidad única e intentar meternos en un carácter, aunque puede ser un primer paso en un proceso de auto-conocimiento y autoayuda, al final se convierte en un lecho de Procusto que cercena características individuales exclusivas que no pueden aparecer en ninguna descripción y que coartan el camino del individuo que dirige su atención a ese punto “0” que implica la liberación de todo maya.
Bibliografía citada
Perls, F. (1947-69, ec. 1975) Yo, hambre y agresión. Ed. Fondo de Cultura Económica. México.
Taylor, S. (2005, ec. 2008). La caída. Ed. la llave. Vitoria-Gasteiz.
Taylor, S. (2005, ec. 2008). La caída. Ed. la llave. Vitoria-Gasteiz.
* * * * *
Conclusiones
La visión del Todo
El universo es un campo unificado, un
Todo en el que sólo es posible percibir partes desde, precisamente, una
perspectiva parcial, la perspectiva de una parte (nosotros) desgajada de ese
Todo. La realidad que percibimos es la que necesita nuestra supervivencia,
cualquier otra especie percibe una realidad diferente adaptada a sus
necesidades. Pero ha llegado el momento en el que percibir la unidad puede ser
necesario para nuestra supervivencia como individuos y como especie.
Las partes
siempre están integradas en un Todo que las organiza en una unidad de un
determinado nivel jerárquico. Diferentes todos se van integrando sucesivamente
en el Todo final. Así el individuo es un Todo orgánico, psíquico y cultural. Un
grupo cultural es un Todo local. Las culturas se organizan en totalidades
sucesivamente abarcantes hasta configurar el Todo global de la especie.
La visión de la
sociedad como un Todo implica considerarla como un organismo en el que debe
existir un equilibrio entre sus distintas partes (individuos y grupos), a la
manera de la visión ecológica de la naturaleza. La extremas pobreza y riqueza
(material, cultural...), el predominio de unos grupos sobre otros, la visión
separatista y xenófoba..., son “enfermedades” del cuerpo social.
En el
individuo, como Todo orgánico, la enfermedad no es el problema de un órgano,
sino un desequilibrio de todo el organismo. Y como Todo psíquico lo esencial es
la armonía entre los distintos egos (rasgos, eneatipos, signos...) que lo
conforman. Cada eneatipo es un “órgano psíquico” (función psíquica) que cumple
un papel esencial en la armonía global del individuo y la desatención y rechazo
a alguno de ellos implica un desequilibrio fundamental en tal organismo
psíquico. Debemos enfocar los nueve eneatipos como rasgos de una totalidad,
cualquiera de ellos nos puede enseñar algo acerca de nosotros mismos.
Cada eneatipo
es un ego parcial y como tal ego pretende ocupar la personalidad total del
individuo dejando fuera otros eneatipos. El crecimiento óptimo y equilibrado
del individuo implica desarrollar todos los rasgos, todos los eneatipos.
Aquellos con los que se identifique serán más fáciles y una primera apuesta en
su desarrollo, con los otros tendrá que hacer un esfuerzo de autoconocimiento y
aceptación. Por ello el individuo debe contener su rasgo dominante para dejar
espacio en su psique a otros rasgos menos potentes (“minorías” de la “sociedad
interna” del individuo). Por ejemplo, el tipo 8 puede aprender a ver que la
debilidad, timidez y apatía son, desde otra perspectiva, suavidad, respeto y
serenidad e integrarlas en su ser. Sólo así su capacidad como 8 llegará a su
plenitud. A manera de ejemplo: la fuerza de nuestra especie reside,
precisamente, en su debilidad.
La dualidad
La separación
del Todo es el rasgo que caracteriza la esencia de la naturaleza humana. De
ello se deriva el desarrollo de la mente y
la capacidad excepcional, al respecto, del ser humano. Y la característica
esencial de la mente es su naturaleza dual, gracias a ella podemos hacer
distinciones, divisiones y descripciones, y prosperar en el conocimiento. Pero
la mente, nuestra mayor virtud, es también nuestro mayor defecto. Nos separa de
la experiencia directa, de los sentimientos, de las emociones, de la percepción
y vivencia de la unidad con el resto de la naturaleza, y su soberbia puede
llevarnos al fracaso como especie.
Así, la
descripción de rasgos caracteriológicos, por muy perfeccionada que esté, no es
suficiente. Es un primer paso para el autoconocimiento, vía mental. Pero lo
esencial lo percibimos cuando paramos a la mente que, en su afán de dominio,
suplanta a otras capacidades del ser humano que también pueden ver la realidad,
aunque no sea de una manera verbal y mental. Por ello, más allá de rasgos
descriptivos y definitorios de tipos psicológicos, nada mejor que la
confrontación directa con la dualidad mental (mediante la meditación oriental
vía camino de la experiencia o el trabajo racional con el significado
paradójico de los opuestos para lograr la comprensión de su unidad en una
epistemología de orden superior: Keeney, Estética del cambio. Ed. Paidós) a que nos condena el ejercicio descriminatorio de la mente, al
ejercer su papel en la evolución del ser humano en particular como parte del
proceso de evolución de las especies y del Universo.
La vía regia
para la confrontación con la dualidad es el trabajo con el arquetipo junguiano
de la
sombra: la zona obscura (oculta) de
nuestra conciencia en la que se encuentran todos los rasgos y capacidades
(positivos y negativos) que desconocemos poseer y/o que rechazamos en nosotros.
Encuentro con la sombra en la Ed.
Kairós, de varios autores, nos amplía este tema.
Un ejercicio
sencillo que podemos hacer por nosotros mismos es fijarnos en nuestra reacción
a esas personas cuyo comportamiento nos resulta muy irritante. Son un espejo
psíquico que nos devuelve lo que nos desagrada de nosotros mismos. El llegar a
comprender que una cosa tan molesta esté en nosotros (normalmente en un “lugar” diferente al que nos muestra el “espejo”) es
ya harina de otro costal y requiere persistencia, esfuerzo y superación de los
miedos que nos impiden el acceso a ese conocimiento. Debemos, no
obstante, respetar ese miedo, pues es una defensa contra algo que nos puede
resultar muy penoso, doloroso y desestructurador de nuestra psique en un primer
momento, por lo que el miedo es una llamada a la prudencia y a la sensatez en
nuestra búsqueda. Esa desestructuración es, no obstante, necesaria para una
reestructuración posterior más abarcadora; un mecanismo esencial en los
procesos de crecimiento, evolución y maduración.
Una visualización en la que nos planteemos el problema y tratemos de
verlo desde la perspectiva del observador, puede ayudarnos enormemente a
comprender el juego de emociones que lo provoca. Para tomar distancia podemos
imaginarnos como un niño al que sus papás no le dejan hacer algo que quiere y
que está viendo que otro niño hace. A partir de aquí pueden surgir distintas
maneras de enfrentar la situación. Por ejemplo, el niño tiene un gran deseo de
hacer lo que sus papás no le dejan, pero teme el castigo y el rechazo de sus
padres (“eso no se hace”). Siente envidia e irritación hacia el otro niño que
lo está haciendo y al que sus padres no le dicen nada o no están presentes para
reprochárselo. De ahí a convertirse en persecutor del otro niño hay sólo un
paso. Simplemente la contemplación de esta escena puede darnos importantes
claves sobre la naturaleza de nuestra sombra,
deseos y necesidades de expresión. Al poner nuestros sentimientos en la imagen
de un niño nos resulta más fácil reconocer la naturaleza y el origen de nuestro
conflicto actual y las emociones que suscita en nosotros, pudiendo,
posteriormente, trabajar en ello.
"La separación del Todo es el rasgo que caracteriza la esencia de la naturaleza humana." Pues, estimado SINESIO, jamás los seres humanos estamos separados del Todo. Es imposible. El Universo TODO es una VIBRACIÓN. Distintas calidades e intensidades de vibración.Las mismas Sincronicidades son efectos de la misma causa. Hay seres que nos dormimos con una idea .A las tres de la madrugada despertamos y tenemos el impulso de encender la TV. ¿Y qué aparece en pantalla? Exactamente un programa donde esa "idea" con la que nos dormimos, nos es explicada con todo detalle. (He llegado hasta aquí por su comentario en Tendencias21.net, La ciencia y la metafísica ... ) Y por último un acotación sobre la FE. La Fe es una Energía que nos conecta con las mismas Energías del Cosmos.Las personas que saben hacer uso de esa energía - como fue el caso de Jesús de Nazareth - con solo aplicar sus manos pueden curar. Si reunimos un número indeterminado de seres que saben aplicar esa energía le podemos cambiar el curso de la historia.La cuestión es reunirlos ! Cordiales saludos.
ResponderEliminarHola Beatriz
EliminarTe ruego me disculpes esa frase desafortunada. Tal como la expones en tu comentario, sacada de contexto, estoy de acuerdo contigo, si así fuera te daría toda la razón. Pero la lectura a lo largo de todo el blog y de otros como: http://unidad-opuestos.blogspot.com, me apunta como un convencido de la unidad.
Lo que yo quería decir en esa frase, y que aclaro posteriormente, es que el rasgo característico del ‘ser humano’, su mente, es la que nos separa de ese Todo. Esa separación es por supuesto ficticia, 'maya'. Como tú bien dices: “...jamás estamos separados del Todo.” Pero sí creemos estarlo y actuamos como si tal separación existiese (ése es nuestro rasgo ‘característico’). No sería comprensible ese acto de separación en la evolución del Universo si no implicara un proceso de toma de conciencia por el ser humano individual, por la sociedad y por ende, por el Universo, de la realidad unitaria. A mi entender esa toma de conciencia dual y separada es la ‘voluntad’ del Universo (de la realidad tal como la conocemos fenomenológicamente) por conocerse a sí mismo. Y la realiza a través de nosotros, hasta el punto de que llegamos a creernos ‘a pies juntillas’ esa dualidad y a actuar en consecuencia. Para lograrlo primero tenemos que desarrollar nuestra conciencia personal (Wilber y la psicología evolutiva en general,) y para hacer esto tenemos que separarnos –mentalmente– del Todo, aunque sea una separación ficticia, sea maya. Así adquirimos la conciencia de ser uno y aislado, paso previo a la toma de conciencia de la unidad consciente con el Todo que es, al fin y al cabo, la esencia profunda del Universo y la meta a la que aspira, las más de las veces inconscientemente, el ser humano que se cree separado. Es decir, aspira a la unidad, aunque muchas veces lo hace por caminos (sexo, poder, prestigio, riqueza..., todos ellos caminos del ego separado, sustitutos de la verdadera unidad) que no sólo no llevan a ella, sino todavía a una mayor separación.
Sobre sincronicidad puedes leer también esto:
http://gestaltnet.net/documentos/la-sincronicidad-vista-desde-la-teor%C3%AD-de-campo-los-tres-campos
http://gestaltnet.net/documentos/la-sincronicidad-vista-desde-la-teor%C3%AD-de-campo-anexo-i-el-flujo-de-la-energ%C3%AD
En cuanto a la energía te diré que tengo el segundo nivel de Reiki y sé de lo que hablas, y estoy de acuerdo contigo.
Mi rasgo principal es que soy muy racional, soy poco perceptivo de las sensaciones, sentimientos y energías, y aunque es un campo que he cultivado durante toda mi vida no he llegado muy lejos, sobre todo en el de las energías. En mi deambular espiritual he estado con gentes que perciben y experimentan todo tipo de energías, luces y afines y me dejan abrumado y boquiabierto con su capacidad. Pero a pesar de mi poca experiencia en ese campo sí he tenido la suficiente como para que desde mi racionalidad pueda explicar muchas cosas que las personas sensibles a las energías no se ven capaces de explicar. Es la tarea a la que me he entregado, explicar lo inexplicable... hasta donde pueda llegar.
Así digo por ejemplo, http://espiral-evolutiva.blogspot.com:
“La teoría que les propongo, además de ser rigurosamente matemática y geométrica, ‘refleja’, desde la misma esencia formal que construye y constituye, la experiencia mística al ir más allá del esquema newtoniano-cartesiano y convertirse en símbolo; símbolo o mandala susceptible de crear, a través de la meditación y contemplación, un estado que trascienda el limitante marco racional y nos dé esa vitalidad del primer principio religioso del que habla E. Trías...”
Creo que también lo racional y lo experiencial deben unirse y que no es la mente la culpable de todo, sino una participante singular de esa separación: http://www.redcientifica.org/la_unidad_en_la_dualidad.php
Un saludo cordial
Sinesio
Tus crítica a Naranjo son incomprensibles y sólo demuestran un enorme desconocimiento sobre el tema
ResponderEliminarEstimado ‘Anónimo’, gracias por su comentario, me ha permitido explayarme en la crítica al eneagrama y a los seguidores de una visión parcial de la realidad que se ha convertido, sin negar sus bondades, en una fe religiosa.
ResponderEliminarDeducir de un escrito incomprendido la ignorancia del contrario no es una argumentación, es una falacia. Puede encontrar numerosas páginas en Internet que hablan de ello.
El propio Claudio Naranjo admite su ignorancia y utiliza esa ‘argumentación falaz’ para descali-ficar la teoría gestalt de campo a través del libro que la expone (Perls, Efferline y Goodman: Terapia gestalt, 1951, Ed. Sociedad de Cultura Valle-Inclán):
«...que no logro tragar aún después de haberla leído ya tres veces. [...] Rogers [...] a mi pregunta de si se había dado el trabajo de leer los seis volúmenes [de una tesis doctoral] me respondió, muy expre-sivamente: “the whole damn thing!” [¡la maldita cosa entera!]. Algo así podría decir de lo que por poco se quiere proponer como el libro sagrado de la Gestalt.» (Las así llamadas “perturbaciones de la frontera de contacto”, Revista de Terapia Gestalt, 2005, pág. 37).
Es, pues, dicho por él mismo, un maestro de la ignorancia, que imparte su saber a sus discípu-los. Discípulos que le siguen como si de un profeta religioso se tratase.
La teoría gestalt de campo pertenece al nuevo paradigma. Se inserta de lleno en las llamadas ciencias de la complejidad y en la física cuántica (http://www.tendencias21.net/El-Yo-es-un-concepto-con-fecha-de-caducidad_a32818.html). Y, tal como dice Keeney (Estética del cambio, 1983, Ed. Paidós), “Es simplemente imposible describir con claridad una epistemología alterna-tiva en los términos convencionales...” (pág. 29).
Todo seguidor de una concepción dual y jerárquica de la realidad (newtoniano-cartesiano-kantiana), convencional en palabras de Keeney, se encuentra en un paradigma que trata de ver la totalidad a través de una parte. Intenta ver el todo desde una postura polar, lo que es imposible. El todo incluye la paradoja de la polaridad (http://www.tendencias21.net/La-paradoja-como-medio-de-comprension-nueva-fase-de-la-conciencia-humana_a28643.html).
Acerca de esa ‘epistemología alternativa’ puede leer abundantemente en el libro citado de Kee-ney y en No dualidad (David Loy, 1988, Ed. Kairós), donde se describe rigurosamente la per-cepción unitaria (no-dual) de la realidad. Esta no-dualidad es algo imposible de entender para la mente cartesiana occidental. Pretender entender una concepción que apela a la unidad-totalidad desde una postura parcial es como pretender entender a Einstein desde la postura de Newton.
Ésta es una postura básica en Occidente, ya se trate de la ciencia, la religión, la política, el fút-bol, un ídolo de la música... o cualquier otra situación humana que suscite pasiones, se toma partido por una facción sin ver la totalidad.
Si quiere contrastar su conocimiento del eneagrama con otra opinión crítica (que no es mía, claro) sobre el mismo la puede encontrar en: http://gestaltnet.net/documentos/sobre-la-inconveniencia-del-eneagrama-en-la-psicoterapia-gest%C3%A1ltica, pero en Internet puede hallar muchas más.
El eneagrama en sí mismo no es ‘malo’, es otra tipología más, hay muchas para escoger, y es eficaz hasta cierto límite. Lo malo es que se ha convertido en una religión, en una fe, y sus se-guidores lo defienden tildando de ‘herejes’ a quienes lo critican.
Un saludo cordial
Sinesio
felicidades, es un muy post, que me hace facilitarme el entendimiento de lo que es el enagrama
ResponderEliminarHola Kintana
EliminarGracias por tu comentario.
Perdona que no me haya ocupado antes de esta sección de comentarios, he estado muy liado. Me complace muchísimo que te haya gustado mi trabajo, siempre trato de aportar claridad en todo aquello de lo que me ocupo.
Un abrazo
Sinesio
QUE LES HACE SUPONER QUE EL ENEAGRAMA DE BAJTIAR ES SUFI? se lo invento ella misma adaptando enseñanzas SUFIS de alBuni atTusi Gazzali inb Arabi etc MEZCLADO como lo hacen los newagers, aprovechandose del BACKGROUND de la enseñanza de Jorge GURDJIEFF emisario RECONOCIDO de influencias C celestes
ResponderEliminarEstimado anónimo
ResponderEliminarEn último término a mí personalmente no me importa si el origen del eneagrama es o no sufí. Las enseñanzas de esta tipología que describo en esta serie de artículos es lo que, creo, importa al que le interese el tema y su desarrollo personal. Como digo al principio del blog no soy experto en la materia, así que vertí en estos textos la información que encontré en Internet. Si acaso le invito a darme/darnos referencias de sus fuentes para contrastarlas y conocer mejor el tema.
En cualquier caso lo que a mí me interesa es la tipología astral. En ella se inscriben todas las otras estructuras que se pueden desarrollar en diferentes tipologías: triángulos, cuadrados, hexágonos... así como las relaciones duales y el número cinco y el siete. Todo lo que digo en este blog acerca del número tres y cuatro, de la estructura dinámica y de la estable, es mucho más claro si contemplamos la estructura dodecanaria. No sé francamente de donde sale la idea de una tipología nonaria, a mí me parece a todas luces insuficiente. De hecho, en su día, en los textos de los eneatipos añadí comentarios como éste referido al tipo 2: «Este eneatipo, con todos los rasgos que se le atribuyen, es bastante improbable. En mi opinión mezcla rasgos de Piscis y Leo, y confunde las manifestaciones de orgullo de ambos, muy diferentes y opuestas, en una sola.»
Añado a esto que mi experiencia personal durante años acerca del manejo de los eneatipos entre las personas de mi entorno no pudo ser más decepcionante, y más si tenemos en cuenta que la gestalt es del todo contraria al encasillamiento de las personas. En este sentido el trabajo de Naranjo con el eneagrama es del todo antigestáltico. Una crítica sobre este punto en: http://gestaltnet.net/documentos/sobre-la-inconveniencia-del-eneagrama-en-la-psicoterapia-gest%C3%A1ltica , de Flores Bonifacio es mucho más demoledora al respecto.
Como ya conocía suficientemente esta actitud encasilladora entre los seguidores de la tipología astral, cosa hasta cierto punto justificable, pues no son, la mayoría, psicólogos y mucho menos gestaltistas (técnica psicoterapéutica completamente refractaria a cualquier encasillamiento), me pareció un planteamiento absolutamente incongruente y muy de la escuela gestaltista de Naranjo. Esta escuela, aunque tiene muchos valores positivos, está tan llena de contradicciones que sorprende que puedan coexistir, si no es, quizá, a base de pura adrenalina, cosa muy típica de la “escuela californiana” (de la gestalt) de la que es su representante más encumbrado.
Por otra parte aunque la tipología del eneagrama está bien en líneas generales, en algunos puntos me parece confusa, insuficiente y arbitraria... El eneagrama, como todas las tipologías existentes, al no tener en cuenta que somos una manifestación del Universo se queda sumido en una posición parcial (autocentrada en lo humano manifiesto) y es, en cierto sentido, heredera de la limitación, a la hora de interpretar la realidad, que nos imprime en nuestra cultura el pensamiento cartesiano-newtoniano-kantiano.
Agradezco su comentario, pues me ha impulsado a añadir a mis blog uno sobre la tipología astral y su papel en el desarrollo de la conciencia que ya expuse en su día en la revista “Tu Suerte". Espero tenerlo en breve.
Muchas gracias
Sinesio
El Eneagrama es una herramienta y como tal tiene sus virtudes y sus limitantes.
ResponderEliminarA nivel intelectual podríamos integrar conceptos dispares o discernir o establecer comparaciones. Pero siempre será un ejercicio cognitivo.
Creo que la intención del autor (a quien felicito por sus aportes) es loable.
En lo personal, como terapeuta enseño el eneagrama y observo que le es más útil a unas personas que a otras. Mi visión es bastante amplia y sé que el mismo eneagrama explica los matices y las sutilezas que diferencian unos de otros y nos hace únicos. Ningún sistema de clasificación de tipos humanos es perfecto, ni lo será, ya que lleva dentro de si la imposibilidad de arropar toda la humanidad.
Cada profesional escoge las herramientas con las cuales desea trabajar y mientras más amplia y coherente sea su experiencia, de mayor utilidad será para las personas.
Muchas gracias por su comentario y por su felicitación
ResponderEliminarEstoy por completo de acuerdo con lo que dice en el mismo, en particular con: "Pero siempre será un ejercicio cognitivo".
A propósito de ello le cuento que he estado investigando el tema materia-consciencia durante más de cuarenta años y llegué a una conclusión: http://www.tendencias21.net/Los-procesos-de-organizacion-de-la-mente-y-de-la-materia-son-homologos_a42573.html . Sentí entonces que había llegado a la meta de mi aportación intelectual al conocimiento y que 'no tenía nada más que decir', ni oportunidades para hacer otra cosa. Así que, después de un tiempo perdido en el vacío, tuve el impulso de dedicarme a la música y, desde hace casi un año, publico mis creaciones y transcripciones en: https://musescore.com/user/11187041/sheetmusic
Estoy sorprendidamente gozoso de este cambio que nunca imaginé para mí. Nada o poco que ver, pues, con los intereses intelectuales y de 'búsqueda de la verdad' de toda una vida. ¿Quién lo hubiera dicho? Ha sido toda una revelación.